Limpiar y desinfectar el hogar

La limpieza y desinfección del hogar es determinante ante el riesgo de infecciones.

Nunca está de más aprender algunas recomendaciones para limpiar y desinfectar el hogar. Además, cuando un miembro de la familia cae enfermo, es conveniente hacer un esfuerzo extra en la limpieza del hogar para reducir el riesgo de infección y propagación.

En ocasiones, el contagio se da a través de gotitas que proceden de la nariz o la boca de una persona infectada. Dicho goteo puede caer sobre superficies y objetos cercanos, lo que también supone riesgo de infección.

En estos casos, si la persona tiene contacto con los mismos y luego se toca los ojos, la nariz o la boca, puede infectarse. Por eso, una adecuada limpieza general también es importante. ¿Qué deberíamos tener en cuenta?

¿Cómo limpiar y desinfectar el hogar?

Las estrategias para limpiar y desinfectar el hogar tienen como objetivo limitar la supervivencia de los virus y bacterias que pueden residir en su interior. Son pautas que pueden ayudar a prevenir muchos procesos infecciosos.

Y es que, en general, una adecuada limpieza de los espacios del hogar es sinónimo de bienestar. Esta permite acabar con los gérmenes, la suciedad y todo tipo de impurezas que pueden facilitar la transmisión de infecciones. Además, combinada con productos de desinfección, ayuda a matar gérmenes presentes en las superficies. Veamos en detalle.

Limpieza y desinfección de rutina en el hogar

Limpiar hogar
La limpieza y desinfección del hogar debe empezar por todas esas superficies con las que tenemos contacto continuamente.

Con frecuencia, a lo largo del día, tenemos un continuo contacto con determinadas superficies del hogar. Ya sean las mesas, los pomos de las puertas, interruptores de luz, inodoros, grifos, etcétera, es importante asegurar su adecuada desinfección. Y decimos desinfección porque su limpieza superficial no basta.

Respecto a esto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aconsejan emplear limpiadores domésticos y desinfectantes que estén respaldados por la EPA, y que sean apropiados para la superficie. Así, lo idóneo será tomar unos minutos para leer la información de la etiqueta. Esto, entre otras cosas, es determinante para darles un uso adecuado.

Hogares con personas con enfermedades infecciosas: ¿qué tener en cuenta?

Para los hogares en los que residan personas con enfermedades infecciosas, los CDC hacen recomendaciones más rigurosas en cuanto a la limpieza.

Además, a través de las instrucciones de cuidado en el hogar, recuerdan que la persona debería permanecer alejada, en la medida posible, de otros miembros de la familia. En general, en estos casos, cuidadores y enfermos deben atender a lo siguiente:

  • Limpiar y desinfectar a diario las superficies de contacto continuo, como las mencionadas en el apartado anterior.
  • Lavar con más regularidad el baño y los artículos de uso personal de todos los miembros de la familia, especialmente de la persona enferma. Aquí van incluidas toallas, ropa de cama, prendas de vestir, etcétera.
  • A menos que se trate de un niño, personas discapacitadas o que no pueden tener contacto con desinfectantes, el cuidador puede proporcionar los productos de limpieza personal para la persona infectada.
  • Si en el hogar solo hay un baño, debe limpiarse y desinfectarse después de cada uso por persona.

Recomendaciones finales para la limpieza y desinfección

Limpieza y desinfección del hogar
Todos los elementos que estén en contacto con una persona enferma, o sospechosa de enfermedad, deben ser desinfectados con productos adecuados.

Hay otras medidas preventivas que podemos poner en práctica durante el proceso de limpieza y desinfección del hogar. Las mismas deben aplicarse tanto en caso de sospecha de infección, como siempre que haya riesgo de infecciones de cualquier tipo.

  • Emplear guantes desechables al limpiar y desinfectar superficies. Estos deben tener un solo uso.
  • Al retirar los guantes, hay que lavar bien las manos, durante al menos 20 segundos, con agua y jabón.
  • Para limpiar algunos tipos se superficies se puede emplear una solución diluida de lejía doméstica, pero siguiendo las instrucciones de ventilación y uso. La solución se prepara mezclando 5 cucharadas de cloro por galón de agua.
  • Toda superficie blanda o porosa, como alfombras y tapetes, debe ser limpiada de manera regular con los limpiadores apropiados. Además, es conveniente lavar estos artículos usando agua caliente.
  • Los guantes también se deben al manipular ropa sucia de una persona enferma. Estas prendas no deben agitarse y, en la medida posible, hay que lavarlas con agua más cálida.

Finalmente, cabe recordar la importancia de asegurar una óptima higiene de las manos. Lavarlas con agua y jabón, varias veces al día, es clave para reducir todo tipo de riesgos de infección y propagación. El lavado debe reforzarse si hay enfermos en el hogar.

Además, debe repetirse al estar en contacto con mascotas, al preparar alimentos, antes de comer, después de entrar al baño, después de sonarse la nariz, toser o estornudar, entre otras situaciones de consideración.

Fuente: mejorconsalud.com

¿Cómo vivir sin contacto físico?

Necesitamos tocarnos, abrazarnos, besarnos. Estamos familiarizados con el contacto físico con las otras personas. De hecho, el tacto se considera el primer sentido que adquirimos y la piel nuestro órganos sensorial más grande. Un simple abrazo puede llegar a satisfacer una amplia gama de necesidades emocionales y físicas de las que muchas veces no somos conscientes.

El tacto nos ayuda a relajar cuerpo y mente porque cuando nos tocamos producimos más serotonina (aumenta el estado de ánimo) y menos cortisol (la hormona del estrés) y nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión sanguínea disminuyen. La necesidad del contacto humano físico, lo que se denomina también «hambre de piel» o «hambre de contacto», nos hacer sentir conectados con nuestros seres queridos. Y las formas de satisfacer esta necesidad pueden variar desde dar una palmadita en la espalda, a saludar con un abrazo o acurrucarse con un alguien muy cercano.

Abrazos que nos ha robado el coronavirus Pero ahora, con la aparición del nuevo coronavirus, los epidemiólogos no dejan de insistir en que es mejor limitar el contacto físico para ayudar a prevenir la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfoca sus directrices a reducir tanto como se pueda el contacto físico con otras personas y a mantenernos al menos a un metro de distancia entre nosotros.

Un nuevo estudio sobre la dinámica de la transmisión y la aplicación de futuras estrategias de distanciamiento social publicado en Science dice ahora que es posible que se necesiten repetidas medidas de distanciamiento social para controlar los niveles de contagios, hospitalizaciones y muertes por Covid-19. Este distanciamiento físico, por tanto, nos ha llevado a modificar nuestros hábitos de relacionarnos.

Pero echamos de menos los abrazos con familiares y amigos, ahora que ya nos podemos ver. ¿Cómo les explicamos a los niños, por ejemplo, que no pueden abrazar a los abuelos cuando hace días que no los han visto y es lo primero que les apetece hacer? Y no sabemos hasta cuándo durará. ¿Cómo podemos sobrellevarlo sin que nos pase una factura emocional?

10 consejos para vivir sin besos ni abrazos Las pantallas han sido estos días nuestra única forma de comunicarnos. Videollamadas, fotos o vídeos han sustituido todo lo demás. Pero conectarse con alguien por Skype o Zoom no es nada comparable con un buen abrazo. Tenemos que aprender una nueva forma de expresar nuestros sentimientos. Los psicólogos de ifeel nos dan algunas claves para enfrentarnos a esta nueva realidad:

Ser conscientes de que es una situación temporal: aunque no sabemos con exactitud cuánto durará todo esto, lo que sí es cierto es que con el tiempo poco a poco nos iremos relajando y las muestras de afecto irán reapareciendo poco a poco sin que ello suponga un riesgo.

Tener capacidad de restringir las muestras de afecto a través del tacto: esta pandemia nos ha enseñado que somos capaces de restringir el afecto físico durante un tiempo, aunque no estemos diseñados para ello.

Aprender de otras culturas: en algunos países como Suecia o Japón la gente se toca menos y mantienen una distancia interpersonal mayor que en otros países como España o Italia. Si nos fijamos en cómo lo hacen, podremos aprender a relacionarnos reduciendo las muestras físicas.

Reforzar el contacto dentro de casa: cuando salimos tenemos que mostrarnos más distantes con la gente de fuera. Pero en casa, con los hijos, por ejemplo, debemos mantener los achuchones, los abrazos y los besos, que posiblemente serán los únicos que reciban.

Explicar a los niños la nueva situación: algunos niños han empezado esta semana o empezarán la semana que viene la escuela. Es muy importante explicarles con claridad, usando un lenguaje fácil para que lo puedan entender, cómo tienen que comportarse y por qué es importante mantener el distanciamiento social.

Aceptar que no nos podemos tocar: en algunos casos, el hecho de no poder tocarnos puede generarnos frustración. Aunque pasemos de fases, y esto signifique que podemos empezar a relacionarnos con los demás, no es sinónimo de que podamos hacerlo como nos gustaría. Podemos empezar por realizar un paseo al aire libre con amigos y tener claro cómo será el encuentro y qué podemos hacer y qué no. Para los psicólogos, «si nos esforzamos en seguir recomendaciones vamos a tardar mucho menos tiempo en llegar a donde queremos».

Mantener el contacto con los de casa y la distancia con los de fuera: en el momento de salir a la calle y reencontrarnos con otras personas, hay que guardar la distancia recomendada. Debemos poner atención y mantener cierta alerta que nos ayuden a no relajarnos. Llevar mascarilla, no abrazar a un amigo que hace tiempo que no vemos, mantener la distancia si estamos en casa de alguien, etc. Todo esto nos ayudará a sobrellevarlo mejor.

Contener los impulsos cariñosos: esto es especialmente importante para las personas que son más proclives a las manifestaciones físicas de afecto porque puede generar incomodidad o molestia, aunque habrá quien no le cueste tanto porque son más distantes.

Buscar alternativas a las pantallas: vernos a través de las pantallas ha sido la principal manera de comunicarnos. Pero, como recuerdan desde ifeel, no es la única. Podemos usar el teléfono, simplemente, intercambiar mensajes o quedar presencialmente manteniendo la distancia. Otra muestra de cariño es hacer un regalo (flores, un libro, comida, etc.), una muestra de afecto que el otro agradecerá. Para los psicólogos, lo importante es que, sea cual sea la vía de comunicación, pongamos un poco de creatividad y seamos realistas.

Centrarse en lo positivo: aunque no poder abrazarse en muchos casos no es fácil, debemos mirar la parte positiva de todo: ya no estamos como hace dos meses, encerrados en casa sin poder salir para nada ni quedar con nadie. Al menos, reconocen los expertos, «podemos vernos en persona». Esta pequeña guía puede servirnos para sobrellevar mejor la falta de contacto, y más si el pronóstico del estudio de Science se cumple y la necesidad de mantener el distanciamiento social podría alargarse hasta dos años, hasta el año 2022, aunque con periodos de más relajación al prever que pueda tratarse de un virus estacional.

Fuente: diagnosticodesintomas.com

Alimentación y resfriado o gripe

Quedan pocos días para que entre el otoño. Durante esta época del año, es más frecuente de lo que desearíamos, que algunas personas se vean afectadas por resfriados, gripe y problemas respiratorios.
Popularmente se cree que es muy muy recomendable consumir zumo de naranja y vaso de leche caliente con miel.Os desmentiré estas «leyendas urbanas».

Si que es cierto que la vitamina C ayuda a mitigar estos procesos, pero si la consumimos en forma de zumo, lo que haremos será ayudar a que la infección se haga más fuerte. ¿Por qué?

El zumo de naranja, aunque sea natural, contiene vitamina C, pero también gran cantidad de azúcares simples o de asimilación rápida. Debido a este tipo de azúcar que posee en estados infecciosos deprime/disminuye nuestras defensas, nuestro sistema inmunitario. Por lo que no es del todo recomendable consumirlo. Es muchísimo mejor tomar la ración de vitamina C por medio del consumo de naranjas, mandarinas, kiwi, vegetales de hoja verde, etc. pero en su forma entera y no en zumos.

La leche calentita, también se ha extendido la leyenda, de que es beneficiosa para estas afecciones, pero lo que no te dicen es que su consumo crea mucosidad e inflamación y por lo tanto no ayuda para nada a la recuperación.

Lo más aconsejable sería seguir las siguientes pautas:
– Beber abundantes líquidos como agua, sopas de verduras, infusiones de hierbas, jugos de verduras / hortalizas diluidos en agua.

Ayudará a que la mucosidad sea más fluida y pueda ser expulsada con mayor facilidad.
– Realizar una alimentación ligera, para que el organismo no consuma una energía excesiva en esta actividad y pueda dedicarla a combatir la afección.
– Si el cuerpo no nos pide ingerir ningún tipo de alimento, no forzarlo, simplemente hidratarlo suficientemente.
¡Confiar en él, pues es sabio.!
– El zumo de limón diluido en agua caliente, nos puede ayudar por tener efecto antibiótico, antiséptico y depurativo.
– Si existe mucosidad, eliminar o diminuir al máximo de la alimentación lácteos y derivados, y también el trigo.
– Consumir una cantidad mínima de azúcares simples o de asimilación rápida (incluso de frutas).
– No consumir ningún tipo de alcohol.

Alejado de la alimentación, pero muy importante para superar estos procesos es descansar lo suficiente.
A parte te puedes ayudar para paliar los síntomas con tratamientos naturales como las plantas medicinales, los aceites esenciales, etc.

Fuente: salud.facilisimo.com