La Feria de Sevilla

LA FERIA DE SEVILLA: fiestas y tradiciones

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La Feria de Abril o Feria de Sevilla es una fiesta de primavera que se celebra anualmente en la ciudad de Sevilla (Andalucía), en la que el público se reúne en un gran recinto denominado Real de la Feria, y en el que destacan los trajes de flamenca, las casetas, la manzanilla, los farolillos y los coches de caballo.

La Feria de Abril es una de las fiestas más internacionales y populares de España.

Se celebra una o dos semanas después​ de la Semana Santa y coincide con los toros en la plaza de la Maestranza. La feria comienza el sábado a las doce de la noche con la popular prueba del alumbrado, con el encendido de su portada de miles de bombillas y farolillos que la convierten  en un ascua de luz, y tras unos interminables días de contento, lujo y señorío, caballistas, amazonas, paseos de caballo y deslumbrantes carruajes, finaliza oficialmente el sábado siguiente a las doce de la noche con un espectáculo de fuegos artificiales a la orilla del Río Guadalquivir.

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La Feria es como una pequeña y engalanada ciudad. Un mundo efímero donde las casas son casetas, la iluminación se consigue con farolillos y todas las calles tienen nombres de legendarios toreros.

El suelo de las calles está recubierto de albero, tierra de color amarillento, procedente de la localidad vecina de Alcalá de Guadaira. Ésta es la arena utilizada tradicionalmente en los jardines de Sevilla y en las plazas de toros.

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La Feria se ilumina a lo largo de sus calles con millares de bombillas cubiertas de “farolillos” (especie de mamparas esféricas de papel plegado).

Tiene un gran impacto económico y social en la ciudad y está declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Origen e Historia de la Feria de Abril

La Feria, tal como la entendemos hoy, fue creada por iniciativa de dos concejales que solicitaron al Pleno la recuperación de las ferias de Sevilla, una en abril y otra en septiembre. Lo de recuperar tenía todo el sentido ya que el permiso para celebrar ambas lo otorgó Alfonso X el Sabio en 1254, seis años después de que su padre conquistara Sevilla. Los concejales fueron dos sevillanos de adopción: José María Ybarra (vasco) y Narciso Bonaplata (catalán).

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Don José María Ibarra nació en Bilbao y Don Narciso Bonaplata en Barcelona, pero ambos pasaron en Sevilla sus últimos días, y, a mediados del siglo XIX, celebraron por primera vez la famosa feria de la ciudad, que hoy acoge a miles de turistas y que sabe a jamón, a tortilla de patatas, a “pescaíto frito” y gambas y a esa Manzanilla de Jerez, a menudo mezclado con gaseosa que da lugar al afamado ‘rebujito’.

Corría el año 1846 e Ibarra y Bonaplata, durante su concejalía, decidieron organizar una feria que duraría tres días, cuyo objetivo era la exposición y compra venta de ganado. Y un año después, con el beneplácito de la Reina Isabel II, esta reunión de naturaleza mercantil tuvo lugar en el Prado de San Sebastián el 18 de abril de 1847.

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Así nació la primera Feria de los tiempos modernos con 19 casetas y con un éxito tal de público y de negocio que, ya al año siguiente, los encargados de organizar la venta de ganado se dirigían al Municipio para pedirle una mayor presencia de agentes de la autoridad porque “los sevillanos y sevillanas, con sus cantes y bailes, dificultaban la realización de los tratos”.

Lo que comenzó como un evento puramente comercial, con el paso de los años el pueblo de Sevilla ha ido haciéndolo suyo hasta llegar en el presente a considerarse como una de las más singulares expresiones de color y alegría donde el sevillano y aquellos que nos visitan disfrutan de la fiesta durante 6 días cada año.

Noche del “alumbrao”

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La Feria de Abril de Sevilla comienza la noche del “alumbrao”, momento inaugural en el que se encienden las luces del recinto ferial. Hay personas en Sevilla que viven la “noche del alumbrao” como si se tratase de la “noche de fin de año”.

También esta noche se degusta el tradicional “pescaíto frito” en las casetas.

Otro de los grandes elementos distintivos de la Feria de Abril es el arco que hace de entrada al recinto, la portada, que cada año presenta un diseño diferente para conmemorar algún evento vinculado con la ciudad. El encendido de la portada supone en cierto modo un año más, un nuevo año cargado de ilusiones y emociones que se desarrollan de forma fulgurante en esa semana. Algo así como si la vida estuviera concentrada en una semana.

Las casetas de la Feria de Sevilla

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Las casetas son el lugar donde se vive la feria. Formadas por varios socios, son entendidas como un espacio familiar en el que agasajar a amigos, parientes e invitados con los productos típicos de la tierra.

En las casetas, sencilla y bellamente engalanadas, no falta el Fino de Jerez o la Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, el jamón, las gambas, el baile, las sevillanas, las palmas, la guitarra y también, por qué no, la gaita y el tamboril rociero,… y  nunca, nunca  debe faltar “ese caldo del puchero” con un chorreón de fino, capaz de hacernos sentir como nuevos…

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Este ambiente cálido y festivo se traslada también al exterior: la gente suele bailar en la calle y el carácter abierto de los sevillanos invita a unirse a la celebración a todo el que pasa.

Conviene que tenga en cuenta que la mayoría de las casetas son privadas y que se accede por invitación de algún socio o conocido. Aunque también las hay públicas y de acceso libre. En la oficina de información situada en la entrada de la feria le indicarán cuáles son.

 

Fuente: porsolea.com