Las alergias del otoño

Si en pleno otoño presentamos síntomas como estornudos, lagrimeo, tos o congestión nasal, puede ser que no estemos presentando un catarro sino un proceso alérgico. Porque aunque generalmente asociamos las alergias con la primavera, en otras estaciones, como el otoño, podemos sufrirlas de igual manera. Desde Vivienda Saludable vamos a conocer hoy cuáles son las alergias más comunes en otoño y cómo podemos reducir sus efectos.

¿Por qué se producen alergias en otoño?

La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune de personas hipersensibles que se defiende ante una sustancia, normalmente ambiental. La mayoría de las personas alérgicas sufren los síntomas más agudos durante los meses primaverales, especialmente entre mayo y junio, que es cuando se producen las floraciones y el polen se encuentra en sus niveles más altos. Y es que la alergia más frecuente es esta precisamente, a la polinización, que se ve agravada en las ciudades por la contaminación atmosférica.

Sin embargo, el otoño también puede ser una estación complicada para determinadas personas. ¿Por qué? Sencillamente, por que durante estos meses descienden las temperaturasaumenta la humedad y, además, algunas plantas comienzan su proceso de polinización. Estos factoras provocan, como decíamos, que muchas personas sufran reacciones alérgicas que conlleven síntomas como la rinitis, la picazón nasal o incluso el asma en los casos más agudos.

Las alergias típicas del otoño

Vamos a conocer cuáles son los agentes causantes de las alergias que tienen un mayor impacto entre los meses de septiembre y diciembre.

Plantas

Las plantas constituyen, al igual que en primavera, el principal motivo de los procesos alérgicos. Y es que hay algunas especies –fundamentalmente las de familia de las Amarantáceas junto con la de las Compuestas

– que polinizan durante estas semanas. Entre las más comunes y más polinizadoras encontramos la ambrosía, que se encuentra en plena explosión al final del verano y comienzo del otoño, el llantén , la salsola, el cenizo o la artemisa y, en general, los árboles de hoja caduca.

Ácaros

Después del verano prolifera de forma exponencial la aparición de los ácaros, que son unos insectos minúsculos que habitan en el polvo. Esto es debido a que para su desarrollo necesitan humedad y temperaturas bajas, que es precisamente lo que caracteriza al periodo que comienza cuando el verano llega a su fin. Si a esto añadimos la disminución de la ventilación en las casas y el uso de la calefacción, entonces tenemos el caldo del cultivo idóneo para el incremento del número de ácaros en el hogar.

Hongos y moho

El moho y los hongos son otros de los alérgenos más comunes del otoño y que, al igual que los ácaros, se desarrollan cuando aumenta la humedad y bajan las temperaturas. Las personas alérgicas pueden presentar sintomatología bien al entrar con contacto con setas o bien por los abundantes hongos microscópicos que hacen acto de presencia durante estos meses (penicillium, aspergillus…). A través de las esporas entran en las vías respiratorias, provocando rinitis, tos o asma.

Epitelios de mascotas

Aunque la alergia a la caspa de perros y gatos no es propia del otoño, durante esta estación solemos pasar más horas en casa, reducir la ventilación, etc., y esto hace que empeore la alergia a los epitelios de nuestros mejores amigos.

Medidas que podemos tomar para reducir la alergia

Las alergias, que normalmente son leves o moderadas, suelen ser crónicas y difíciles de erradicar. Sin embargo, tomando ciertas medidas y precauciones sí podremos reducir las molestias ocasionadas por los distintos agentes alérgenos. Esto es lo que podemos hacer durante el otoño para reducir la alergia:

– Debemos intentar reducir nuestra exposición a las plantas que polinizan durante el otoño. No es una buena idea salir a pasear por un parque donde florecen ambrosías, por una chopera o por un campo cubierto de setas, si son estas especies las que nos producen alergia. Nuestro consejo es acudir a un alergólogo

para que, a través de las pruebas pertinentes, nos ayude a reconocer cuáles son las plantas que nos perjudican y, así, poder evitar el contacto con las mismas.

– Ventilar es un acto imprescindible para evitar humedades. Es suficiente con hacerlo por la mañana y al anochecer durante unos minutos (si podemos hacer que los rayos del sol entren en casa, mucho mejor todavía.). Gracias a la ventilación reduciremos la humedad, renovaremos el aire y limpiaremos el ambiente de epitelios de mascotas, virus, bacterias. etc. En caso de que el problema sea la condensación, entonces tendremos que valorar la posibilidad de cambiar las ventanas de casa.

– Limpiar a conciencia. Teniendo en cuenta que el polvo es el hábitat natural de los ácaros, debemos pasar la aspiradora y hacer limpiezas frecuentes en casa, haciendo especial hincapié en textiles -como las alfombras, las almohadas o la ropa de cama-, y en los rincones menos accesibles de la vivienda. En cuanto al colchón, conviene limpiarlo al menos una vez al mes y es muy recomendable comprarlo ‘antiácaros’ o, al menos, hacernos con una funda especial que tenga estas propiedades. Y no solo debemos cuidar el interior de la vivienda, en el jardín es imprescindible que retiremos las hojas que han caído de los árboles.

Esperamos que todos estos consejos te ayuden a identificar tu alergia otoñal y a reducir sus molestos efectos

Fuente: salud.facilisimo.com