Los celos entre hermanos

Cómo evitar los celos y la rivalidad entre hermanos

Muchas veces la rivalidad entre hermanos se ve desencadenada por la forma de actuar de los padres que, sin darse cuenta, pueden prestar más atención a un hijo que al otro.
Cómo evitar los celos y la rivalidad entre hermanos

La rivalidad entre hermanos parece de poca importancia. Sin embargo, no lo es en tanto y en cuanto su duración puede provocar depresión y baja autoestima en un futuro cercano. Porque, ¿quién quiere llevarse mal con su hermano?

Los enfados, las riñas y las discusiones son completamente normales, sobre todo cuando se llevan poca diferencia de edad entre ellos. A pesar de esto, es nuestro deber, como padres, estar atentos.

Cuando hablamos de celos, nos estamos refiriendo a un sentimiento que puede acabar degenerando en envidia. Asimismo, la rivalidad entre hermanos desembocará en una poco sana competitividad.

Para evitarlo, es necesario poner en práctica una serie de recursos que tenemos a mano. Como padres, es imprescindible que acabemos cuanto antes con una situación así, si excede los parámetros que se consideran normales o se llega a la violencia.

De hecho, como se afirma en esta investigación, “los celos son una más de las tantas conductas evolutivas normales que presenta el niño y que le sirven para adaptarse a una nueva situación producida por el nacimiento de un hermano”,

¿Cómo evitar los celos y la rivalidad entre hermanos?

A continuación, presentamos algunas estrategias para evitar los celos y la rivalidad entre hermanos. Todas requieren su especial observación.

1. Nada de comparaciones

Celos entre hermanos

Aunque no quieras reconocerlo porque quizá no lo veas, en ocasiones realizamos comparaciones entre nuestros hijos. Solamente ensalzar las cualidades de uno e ignorar las del otro puede ser un preliminar para que se inicie la rivalidad.

Recuerda que esto nace de un miedo a perder la atención de los padres, a pasar a ser el hijo “menospreciado”, “el que menos vale”, por lo tanto, tal y como señala esta información de la Clínica Mayo, evita las comparaciones.

Además, los celos surgen sobre todo por parte del hermano más mayor. Él ha tenido que compartir la atención de sus padres cuando antes solo se dirigían hacia él. Es más, ha tenido que observar cuántos mimos, cuidado y esmero recibía su hermano cuando era un bebé.

Aunque creamos que los niños no se enteran de nada, un sencillo “al hermano pequeño se le dan mejor los estudios” o “es más sociable” puede desatar una pelea.

2. Cuidado con tu comunicación no verbal

Madre con hijos

Es probable que pienses que tus palabras son medidas, que nunca has pronunciado verbalmente nada que pudiese dar pie a una rivalidad entre hermanos. Sin embargo, no debes olvidar que tu comunicación no verbal dice más de lo que crees.

Hasta un 70 % de lo que comunicamos es no verbal; nuestros gestos, nuestro tono de voz, cómo nos movemos… Así que, fíjate en si lo que expresas con palabras se corresponde con lo que piensas.

Puede que esas diferencias que haces con un hermano se manifiesten en una ligera mirada, un toquecito en el hombro, un tierno abrazo… Con esto, un niño sabrá si es “el favorito” o no, algo que jamás debería ocurrir. Los padres nunca tendrían por qué sentir más predilección por un hijo que por el otro.

A veces ocurre, sin darnos cuenta y sin quererlo. Por ello, es necesario que hagamos un poco de autocrítica y reconozcamos si, en verdad, es este el problema.

3. Las reglas son muy importantes para evitar la rivalidad entre hermanos.

Evitar la rivalidad entre hermanos

Como bien señala la información de la Clínica Mayo de la que ya hemos hablado, establecer reglas en el hogar es importante y todos los miembros tienen que respetarlas y cumplirlas. Por eso, será muy positivo que, por ejemplo, existan algunas de las siguientes normas:

  • Juguetes personales y compartidos. A veces los conflictos surgen porque se han tomado prestadas las pertenencias del otro hermano sin pedir permiso. Con las reglas les enseñarás el gran valor de compartir y pedir permiso.
  • Respetar el espacio personal del otro. Esto permitirá que cada uno tenga su propia zona privada y les ayudará a saber respetar también el espacio de las demás personas, no solo el de su hermano.

4. El mayor se hará un poco menor

Observas que rechaza comidas a las que ya estaba acostumbrado o quiere comer papillas como el bebé. Está buscando la atención que ve enfocarse en el pequeño y lo hace en aspectos sensibles como la comida.

Aunque te lleve más tiempo, necesitarás hacerle preguntas sobre lo que quiere comer y entre sus propuestas y lo que ya sabes que le gusta, mediar y lograr un equilibrio que lo haga sentir tomado en cuenta, que sus decisiones importan.

Otra conducta ya superada es que pedirá dormir con los padres e incluso manifestar que no quiere crecer. Pasa más tiempo con él e incorpóralo a tareas de mayorcito, pues debe sentir que es justamente ese niño grande y responsable el que la familia y su hermanito necesitan.

5. Siempre que puedas, pasa un buen rato con el mayor

Si lo ves que llora por cualquier cosa, se enfada con frecuencia o está como nervioso, son señales de que su emocionalidad está afectada por la presencia del nuevo miembro de la familia. Como te recomendamos antes, el tiempo que pases con él en juegos y tareas, es fundamental.

Tiene que hacer parte sustancial, visible y determinante de la familia. Sentir que está al margen o en la periferia, solo repercutirá en miedos infundados, en tristeza o apatía. También en temores nocturnos, en visiones de monstruos y fantasmas. Error si se lo achacas a la edad; estas visiones y sentimientos son reales, pues son la manifestación de un vacío interior que la familia debe llenar.

6. Entre mimos y carácter

Comprende que tu hijo mayor se encuentra en un momento de transición, de modo que muchas de tus acciones han de oscilar para atender al niño que se siente desplazado y al hijo mayor que tiene responsabilidades.

Los mimos son necesarios para abrazar y brindar calidez, pero considéralos el combustible para moverlo a la acción, a la asunción de sus responsabilidades, tanto en el hogar como escolares. En ese sentido, no descuides la curva de su rendimiento académico, pues es un signo de cómo están las cosas sentimentalmente hablando.

7. Intégralo

No permitas que esté como en un mundo aparte, aislado. Si lo ves que no comparte y cuando busca compañía es con la intención de molestar e importunar, entonces dale un giro e incorpóralo a los cuidados, atenciones y juegos. Paulatinamente dale tarteas, acciones por pequeñas que sean que ameriten de él atención y cuidado.

A veces los adultos cometemos el error de dirigirnos rápido y en exclusiva al recién nacido o el más pequeño, al tiempo que relegamos al mayor. Tomar conciencia de ello y evitarlo es parte de nuestra responsabilidad. Entre otras pautas y orientaciones, evita a toda costa:

  • Los gritos y las descalificaciones.
  • Las atenciones y dedicación excesivas.
  • Privilegios a unos hijos frente a otros.

8. Cambios, pero no la sensación de que todo será ahora distinto

La llegada del hermanito trae enormes cambios, haz que participe y ayúdale a prefigurar el futuro: será un compañero de juegos, su maestro en aventuras, su primer protector. La casa da un vuelco pero en las transformaciones, el mayor tiene que estar incluido de distintas maneras.

Los colores y muebles de la habitación deben contar con sus sugerencias. Déjalo elegir entre ropas y utensilios, de manera que ponga a prueba su criterio, sus gustos. Le servirá además para proyectarse en su hermano y reconocerse también en él. Se deben de hecho anticipar los cambios, para evitar que el niño los asocie con la llegada del nuevo y se sienta por ello desplazado.

9. Es el mayor, trátalo como tal

Toca a los padres fomentar la cooperación entre los hermanos, promover un clima de sosiego, conseguir que se acepten las normas de casa de forma democrática. Ello es posible tratando al hermano mayor acorde a su edad, sobre la base de sus capacidades y su desarrollo.

Además de todo esto, es importante que jamás recrimines una riña o un ataque de celos por parte de alguno de nuestros hijos. Hacerlo solo incrementará su ansiedad. Por ello, resultará muy positivo hablar con él y tranquilizarlo mientras haces una reflexión sobre cómo tu actuación no ha sido la más adecuada.

10. Sentido común o sentido de las proporciones

Parte de lo que le corresponde al hermano mayor, en especial para favorecer su equilibrio emocional, es ocuparse con algunas tareas de atender a su hermano. Ojo, no es confiar en sus cuidados como una opción, como por ejemplo que quede a solas con el niño mientras los padres están ausentes.

Algo de este tipo debe evitarse a toda costa; lo que el pequeño necesita es el cuidado de los adultos y el hermano, contribuir con su apoyo justo y proporcional en esa tarea, porque su presencia le hace bien a él mismo y al niño, en tanto ambos perciben la unidad y la fraternidad que los unirá por el resto de sus vidas.

11. Tiempo de calidad para todos y cada uno

Con organización y planificación es posible rendir el tiempo para todos. Reservar momentos para los hermanos mayores, proporcionar a cada niño atención especial a diario y organizarse gran parte de un día con los niños mayores, sin el bebé, son parte de las recomendaciones para padres que encontramos en esta guía.

Familia feliz

Sobre todo hay que tener cuidado con dejar en segundo plano a alguno de los hijos. No nos damos cuenta de que con frases como “no puedo, estoy ayudando a tu hermano” o “¿no ves que estoy ocupado?” podemos desatar una fuerte rivalidad entre hermanos.

Para corregir esto, podemos utilizar “ahora no puedo, dame unos minutos” o “espera que ahora estoy contigo”. Parece lo mismo, pero cambia totalmente. La forma de decirlo tiene mucho que ver. Eso sí, no hay que olvidarse de lo que comunica el cuerpo.

En definitiva, muchas de las cosas descritas anteriormente las hacemos sin darnos cuenta. No obstante, es hora de tomar consciencia de ciertas situaciones que pueden darse y de poner remedio.

Recuerda que siempre tienes la posibilidad de acudir a un profesional; un psicólogo puede ser de ayuda en estos casos en los que no se sabe cómo manejar una situación intrafamiliar.

 

Fuente: mejorconsalud.as.com