El sabor de Tolosa

El sabor de Tolosa, 7 productos típicos de su gastronomía

En Gipuzkoa el río Oria cruza de norte a sur la provincia en su parte este. En su curso medio, algunos de los municipios de una pintoresca comarca se extienden a su alrededor. Se trata de Tolosaldea, una comarca que gira en torno a su capital, Tolosa, pero que cuenta con un total de 28 municipios. Tolosaldea representa la Euskadi rural, esa que tiene olor a campo, el aspecto de una montaña, el tacto de sus ovejas latxas y el sonido del Oria. Pero, ¿a qué sabe Tolosa? Al queso Idiazábal, sin duda. A sus particulares alubias, que reviven al caminante en el más gélido invierno. A sus dulces únicos. La gastronomía de Tolosa sabe y huele a productos de tradición.

La perla negra de Tolosa

Alubias de Tolosa

El primero de los alimentos que hay que mencionar en este artículo es, sin duda, la célebre alubia de Tolosa. De un color malva oscuro, casi negro, y con un punto blanco en su centro, la fama de esta legumbre ha traspasado las fronteras del País Vasco. Entre los meses de mayo y octubre los tolosanos cultivan estas perlas negras, que se sirven en las mesas guipuzcoanas desde hace siglos. En la actualidad, las alubias de Tolosa suelen ir acompañadas, además, de morcilla y de las guindillas de Ibarra, otro producto típico de la zona. El mercado de Tolosa es el principal responsable de la nacionalización de esta legumbre. Desde mediados del siglo XIII las alubias que sobraban se comercializaban aquí y su nombre se terminó configurando como de Tolosa.

Los langostinos de Ibarra

Guindillas de Ibarra

Uno de los acompañamientos típicos de las alubias de Tolosa es, como ya se ha dicho, la guindilla de Ibarra. Este producto es también propio de la zona, concretamente de Ibarra, uno de los municipios de Tolosaldea. A estas guindillas se las conoce también como langostinos de Ibarra o piparras de Ibarra. ¿Cuál es su peculiaridad? Pues bien, su sabor suave y su forma, alargada y puntiaguda. Los langostinos de Ibarra se recogen en los meses estivales, entre julio y septiembre. En esas fechas, las guindillas se venden frescas y se consumen fritas. Como si se tratara de espárragos trigueros. El resto del año se sirven encurtidas y se suelen acompañar de aceite y sal. Pero, sin duda, la forma más habitual de consumir este producto vasco es la conocida como gilda, un pintxo que combina la guindilla de Ibarra con aceitunas y anchoas y que es el pintxo vasco por excelencia.

La sidra, la acompañante que no falla

Vaso de sidra

En el norte de España, ya se sabe, las comidas no son lo mismo si no vienen acompañadas de una buena sidra. El País Vasco, Gipuzkoa en concreto, tiene también mucha tradición en este sentido. Las sidrerías, asimismo, están a la orden del día en Tolosaldea. Para obtener el sello de denominación de origen esta bebida, Euskal Sagardoa, debe estar elaborada en un 100% con manzanas autóctonas, además de obtener el certificado de calidad. En Tolosaldea son habituales las sidrerías donde es posible practicar el txotx, es decir, catar la bebida de diferentes kupelas para quedarse con la que más guste. El menú típico de sidrería es el que sigue: tortilla de bacalao, bacalao frito o en salsa y txuleta. De postre nunca está de más un poco de queso con membrillo y nueces.

Las txuletas de Tolosa, el plato que más da la brasa

Chuletón de buey a la parrilla

Para el que sea más carnívoro Tolosa tiene también una opción perfecta: las txuletas de Tolosa. Parece ser que en los años 60, los parrilleros de esta ciudad decidieron sustituir la carne de ternera por la de buey. El plato tuvo tal éxito que se convirtió en la estrella de las carnes y se extendió a otras zonas. Ir a un asador de Tolosa puede convertirse en toda una experiencia, en la que los consumidores pueden observar como los cocineros asan su comida y probarán, seguramente, una carne que no les dejará indiferentes.

El queso Idiazábal

Queso Idiazábal

En el entorno rural de Tolosaldea rebaños de ovejas pastan a sus anchas en sus verdes prados. No son, en realidad, las típicas ovejas que se pueden ver en otros lugares de España. Su pelo es más largo de lo normal y sus cuernos se retuercen formando un remolino. Esta raza ovina es conocida como oveja latxa y es propia de las provincias de Navarra y el País Vasco. A partir de la leche de estos animales se obtiene un producto autóctono de ambos lugares: el queso Idiazábal. De penetrante olor, tierno, suave, cremoso y un poco picante, el queso Idiazábal es también uno de los alimentos recurrentes que se pueden encontrar entre la gastronomía de Tolosaldea, incluido en el mercado de su capital.

El vino txakoli

Viñedo de uvas blancas

Si la sidra no es del gusto del visitante, existe la opción de catar otra bebida también típica del País Vasco y, más concretamente, de Gipuzkoa. Se trata del vino txakoli, al que también se le llama txakolin o chacolí en castellano. Este vino es habitualmente blanco y se obtiene de las uvas blancas en casi todas las ocasiones, uvas que reciben el nombre de hondarribi zuri. Se calcula que ha sido objeto de comercio desde el siglo XVI, al menos en Guipúzcoa. La producción del txakoli ha ido evolucionando con los años, hasta convertirse en un producto de fama mundial cuya Denominación de Origen lo hace inconfundible. En Gipuzkoa ésta lleva el nombre de Getariako txakolina. En Tolosaldea hay dos bodegas productoras que se pueden visitar para saber más sobre la producción de esta bebida tan especial.

Y para terminar… unas tejas y unos cigarrillos

Tejas y cigarros de Tolosa

Las tejas y los cigarrillos de Tolosa, ambos productos juntos, son el dulce por excelencia de Tolosa. Se sirven con frecuencia como postre o se utilizan para acompañar al café. Las tejas se constituyen a base de una pasta seca mezclada con almendras y cubierta de yema de huevo. El último ingrediente es un toque cítrico. Para complementarlas, su creador, Luis Eceiza, añadió los cigarrillos, hechos a base de mantequilla. Se trata de un postre nacido por encargo del fundador del Asador Julián de Tolosa, Julián Rivas, a su amigo e hijo del fundador de la pastelería Nicolás Eceiza. Ya como producto de marca registrada, las tejas y cigarrillos de Tolosa se han extendido a otros lugares de la península.

 

Fuente: espanafascinante.com

Dulces Navideños

Los 10 dulces navideños más típicos de España

La época de compras que está a punto de comenzar incluye, sin remedio, algunos de los dulces navideños que no pueden faltar en ninguna mesa española durante estas fechas tan entrañables.

Los amantes de la Navidad tienen en la gastronomía una excusa perfecta para olvidarse de la báscula durante varias semanas y disfrutar de los dulces típicos de España que inundan cocinas y supermercados desde finales de noviembre a principios de enero. Turrones, polvorones, mantecados o mazapanes son algunos de los más consumidos. ¿A cuál estás ya pensando hincarle el diente?

1. Turrón

El dulce típico de Navidad por excelencia se elabora básicamente con miel pura de abeja, azúcar, almendras y clara de huevo. Aunque en la actualidad hay decenas de variedades, desde pistacho a Lacasitos, pasando por trufa o coco, las dos más populares siguen siendo duro y blando. La Indicación Geográfica Protegida Jijona y Turrón de Alicante vela por la calidad de uno de los productos con más historia de nuestro país, cuyo origen se ubica en la península arábiga. Algunos estudios aseguran que el turrón ya existía en la Villa de Sexona (actual Jijona) en el siglo XVI. De gran poder energético, rico en glúcidos, grasas vegetales y proteínas, es imprescindible en la dieta mediterránea.

 

2. Mazapán

Aunque en Toledo se consume durante todo el año, el mazapán es otro símbolo de la gastronomía navideña. La primera referencia escrita sobre él se remonta a 1577 y se cree que su origen es árabe, aunque hay quien asegura que nació en el convento de San Clemente, en la capital castellanomanchega, a manos de sus monjas, cuando la ciudad estaba sitiada y había una gran necesidad de alimentos. Almendras y azúcar machacados con una maza dieron lugar al ‘pan de maza’, que cuenta desde hace años con su propia I.G.P. ‘Mazapán de Toledo’. El ‘pan de Cádiz’ o el ‘pastel de Gloria’, ambos originarios de Andalucía, son algunas de sus versiones.

 

3. Polvorón

Esta pequeña torta de manteca de cerdo, harina de trigo tostada, almendras molidas y azúcar es típica de Andalucía, en especial, de Estepa, en Sevilla. Se denomina polvorón porque al añadir la harina que adorna este dulce típico de España parece que hay polvo. El Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida ‘Mantecados de Estepa y Polvorones de Estepa’ garantiza el cumplimiento de unos requisitos superiores a los exigidos para el resto de productos de la misma clase o variedad. También son populares los de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Tordesillas (Valladolid), Fondón (Almería) y Pitillas (Navarra).

 

4. Roscón de Reyes

Este bollo de masa dulce adornado con rodajas de fruta escarchada es uno de los dulces navideños más solicitados. Es difícil encontrar una casa en España donde no se sirva roscón para desayunar o merendar el Día de Reyes. Suele rellenarse de nata montada o crema, y cada vez más, de chocolate, trufa o moca. En su interior es fácil encontrar a modo de sorpresa pequeñas figuras, monedas o billetes, o la tradicional haba, señal de que serás tú quien tenga que pagarlo. Su origen está relacionado con las Saturnales Romanas o “fiestas de esclavos” en las que el pueblo celebraba el final de los trabajos del campo con unas tortas redondas que escondían una haba seca.

 

5. Cordiales

Almendras, huevos, azúcar y cabello de ángel son los ingredientes principales para elaborar cordiales, uno de los dulces navideños típicos de Murcia y las tierras levantinas. Inventados dentro de los muros de un convento, al igual que muchos otros postres nacionales, su receta ha ido pasando de generación en generación, y su popularidad se ha extendido a lo largo y ancho de la piel de toro. Aunque unos 100 gramos de cordiales contienen alrededor de 500 calorías, se trata de un producto muy natural, sin ningún tipo de grasas nocivas para el organismo. Suelen consumirse durante la sobremesa, acompañados de café o infusiones.

 

6. Rosco de vino

Otro de los dulces típicos de España que no pueden faltar tras una comida o cena durante esta época festiva son los roscos de vino. Una de las particularidades de estas galletas en forma de rosquilla es que contienen una pequeña cantidad de vino dulce y frutos secos, y, una vez terminados, se cubren con azúcar glass para tomar ese peculiar aspecto nevado. Además de esta bebida, se elaboran con harina, azúcar, aceite de oliva, ralladura de limón, ajonjolí y aguardiente. Son especialmente reconocidos los de Málaga (con vino de la tierra entre sus componentes) y Castilla La Mancha.

 

7. Peladilla

Esta almendra confitada es típica de la Comunidad Valenciana y, además de dulce navideño, se ofrece como regalo a invitados en bautizos. La primera fábrica de peladillas fue Emilio Reig, que cerró sus puertas a finales de los sesenta y se ubicaba en Alcoy (Alicante). Ésta localidad sigue siendo, junto a Casinos, en Valencia, la productora de peladillas más importante de España. En Casinos se han introducido nuevas variedades que incluyen diferentes tipos de chocolate, y cada último fin de semana de noviembre celebra la popular Feria del Dulce Artesano, Peladillas y Turrones, cita imprescindible para los más golosos de la casa.

 

8. Mantecado

Aunque se consume en cualquier época del año, la Navidad aumenta las ventas y el consumo de uno de los dulces típicos de España. Su origen es andaluz, debido a un excedente de manteca de cerdo y cereales, y data del siglo XVI, aunque los expertos no se ponen de acuerdo a la hora de elegir Antequera o Estepa como su cuna. También destacan por su calidad los fabricados en Portillo y Tordesillas (Valladolid), así como los de Rute (Toledo). Nombrado Denominación de Origen Protegida en 2011, los más tradicionales son ‘de artesanía’, moldeados a mano; ‘doble de canela’, típicos de Antequera; de almendra, chocolate o limón.

 

9. Hojaldrina

Similar al polvorón y al mantecado, la principal diferencia con éstos radica en las capas de hojaldre de su interior, que cambia por completo su textura. Grasa de cerdo, harina de trigo, azúcar, zumo de naranja y vino son los principales ingredientes de este indispensable de la gastronomía navideña. La empresa Productos Mata, de Alcaudete (Jaén), elabora hojaldrinas con marca registrada desde 1927, habiendo llevado el nombre de este municipio andaluz por medio mundo y manteniendo hoy en día la receta original realizada con los mismo productos naturales.

 

10. Alfajor

Propio de las reposterías murciana y andaluza, el alfajor se elabora a partir de una pasta de almendras, nueces y miel. Bien sea en forma de cilindro o como relleno entre obleas de harina de trigo, los alfajores son los últimos de esta apetecible lista de dulces típicos de Navidad. Su nombre proviene del hispano-árabe ‘al-hasú’, que significa ‘el relleno’. Mientras que en Murcia se le añade avellanas, azúcar, pan rallado, anís, clavo y canela, la versión de Medina-Sidonia, en Cádiz y con su propia I.G.P., incluye ajonjolí, canela, cilantro y matalaúva, y su consumo se extiende durante todo el año.

 

Fuente: skyscanner.es

Gastronomía Segoviana

Un paseo por la gastronomía segoviana, 11 platos aliñados con un toque de historia

cochinillo de segovia

Al igual que ocurre a lo largo de toda la geografía castellano-leonesa, la gastronomía es piedra fundamental de la cultura segoviana. Para disfrutar plenamente de esta tierra hay que utilizar todos los sentidos. Tan imprescindible es contemplar sus calles asfaltadas de siglos de historia o sentir el tacto de la piedra en sus construcciones como dar entrada al olfato y al gusto como guías del paseo. Hay muchas alternativas para saborear Segovia y sus pueblos.

 

Cochinillo asado

turismo Segovia
Cochinillo de Segovia.

Empezamos el listado por un plato conocido internacionalmente. Se degusta por la zona desde la época de los romanos, constructores del Acueducto de Segovia y con presencia local desde el siglo II a. C. Otras versiones le otorgan un significado más elevado, trascendiendo la riqueza culinaria para convertirse en prueba de fe cristiana. No en vano, según algunos historiadores sirvió para detectar falsos conversos. La peculiar prueba consistía en sentar al acusado frente a un plato de cochinillo y ver si se negaba a probarlo. Extendido por toda la provincia, es ya una referencia internacional.

Embutidos y quesos de Segovia

Comenzar una comida ante una mesa segoviana con un plato de embutidos típicos de la zona es un modo perfecto de abrir boca. Hablamos de un enclave geográfico rico en pastos y con una gran tradición ovejera. Por eso sus quesos se elaboran mayoritariamente con leche de ganado ovino. Queserías artesanas, con elaboraciones tradicionales, transmitidas de generación a generación, realizan productos de sabor .

En cuanto a los embutidos, el chorizo de Cantimpalos es sobradamente conocido. Originario de la zona calificada como Indicación Geográfica protegida de Cantimpalos, se prepara de una forma determinada. A pesar de las muchas imitaciones, ninguna como el original.

Trucha a la segoviana

trucha segovia
Trucha.

Segovia cuenta con una gran tradición en pesca fluvial, tanto en aguas cercanas a entornos urbanos, las del Eresma, como en parajes del tipo del Parque Natural Hoces del río Duratón. Para preparar la trucha se cocinan al horno ejemplares enteros que sobre una cama de patatas panadera. A gusto del cocinero o del comensal, se le puede añadir chorizo de Cantimpalos. Sin duda una apuesta contundente.

Judiones de la Granja

Judiones de la Granja
Judiones de la Granja. 

Una legumbre típica de la comarca protagoniza este guiso tan popular. Se sabe de su cultivo en el Real sitio de San Idelfonso desde hace siglos. Fue introducida en la zona por los jardineros franceses de Felipe V. Más adelante se utilizó como parte de la dieta de los caballos de la guardia. Un desperdicio, sin duda.

Aunque también la consumieron los campesinos durante la posguerra. Hubo que esperar hasta el año 1950 para que fueran rescatadas para la mesa segoviana, en la tradicional cena celebrada cada año por los periodistas de la localidad. A partir de ahí, su fama fue creciendo hasta convertirse en un clásico. Hoy su calidad se protege gracias a la Marca de Garantía Judión de la Granja. Un producto a la altura del enclave real en el que está.

Cordero de Sepúlveda

Receta de cordero a la sepulvedana
Cordero a la Sepulvedana.

Los fogones segovianos merecen una parada en la románica Sepúlveda para degustar su cordero. Junto con Pedraza y Riaza, conforma el conocido como triángulo del cordero lechal. Tras dar un paseo por la plaza de España y contemplar las iglesias de la Virgen de la Peña o de San Salvador, es imprescindible detenerse en alguno de sus mesones. Según la receta, se cocina la pierna de lechal con manteca de cerdo, cebolla, orégano, zumo de limón, agua y vino blanco. Encontrar el punto perfecto es clave pero por la zona son expertos en cómo conseguirlo. Todo a tiro de piedra gracias a la A-1.

Perdices a la segoviana

Se trata de una receta típica de una zona llena de lugares de gran riqueza natural y cinegética. Los montes de Valsaín, Hontanares o Navafría son algunos ejemplos. Las perdices se guisan en una cazuela de barro con diferentes especias (tomillo, orégano, pimienta o laurel), caldo, cebollitas y vino blanco. Se cubre con un majado de ajo, perejil y almendra, se le añade salsa de tomate y se mete al horno. El resultado es un plato del que disfrutarán todos los sentados a la mesa, desde los amantes de la cocina de caza hasta los que las prueban por primera .

Setas a la segoviana

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Seta de cardo, habitual en esta receta segoviana.

Las setas abundan en la provincia de Segovia y sus gentes saben aprovechar esta riqueza. La receta sufre ligeras variantes según la zona concreta, pero suele utilizarse siempre la misma base, un sofrito en cazuela de barro. Es habitual que se utilicen setas de cardo y se añaden distintos ingredientes, según la parte de la provincia de que se trate. Así, puede incorporarse jamón, vino blanco, guindilla, etc. Vale la pena probar cualquiera de sus versiones.

Sopa castellana

Sopa Castellana
Sopa Castellana.

Los paisajes nevados de una Segovia invernal piden un plato que ayude a entrar en calor. La sopa castellana es perfecta para eso. Prototipo de la cocina de aprovechamiento, tradicional de estas tierras, tiene como principal ingrediente el pan duro. En una cazuela de barro se le añade pimentón, ajo, caldo y un poquito de jamón. Durante la festividad San Frutos, patrón de Segovia que se celebra el 25 de octubre, se reparte sopa castellana en la plaza mayor.

Conejo a la segoviana

Al igual que las perdices segovianas, esta receta bebe de los platos cocinados por los cazadores que, en sus tiempos, se realizaban con conejo de monte. En cualquier caso, sigue siendo una delicia degustar una pieza preparada al estilo clásico de estas tierras, al horno y en cazuela de barro. Aderezado con vino blanco, pimienta, laurel y canela, se va asando lentamente al horno absorbiendo todos los sabores.

Ponche segoviano

ponche segoviano
Ponche segoviano. 

El capítulo de los postres también merece atención especial en Segovia. Sin suda, el ponche segoviano es uno de los más característicos. Lo ideó Frutos García Martín en el obrador de la aún existente confitería El Alcázar allá por 1926. Solo tres años después este postre recibió la medalla de oro en la Exposición Universal de Barcelona. Su sabor es tan irresistible que, incluso, el mismo Alfonso III quedó prendado por este bizcocho cubierto de mazapán.

Pajaritos de San Frutos

Con ocasión de la fiesta patronal de San Frutos cada  25 de octubre, los escaparates de las pastelerías segovianas se llenan de estos postres coronados por pajaritos y elaborados con distintos materiales. El adorno lo marca la tradición, pues dibuja a San Frutos, un santo ermitaño que vivió entre las montañas locales cercanas al río Duratón como pajarero. Lo cierto es que no hay constancia documental que verifique estas afirmaciones, pero aquí la leyenda y el sabor caminan de la mano.

 

Fuente: espanafascinante.com

Alimentos congelables

17 alimentos que quizá no sabías que se pueden congelar

17 alimentos que quizá no sabías que se pueden congelar

Todo el mundo tiene congelador en casa pero su uso todavía despierta muchas dudas. No sirve solo para llenarlo de ultracongelados y almacenar helados, también puede sacarnos de muchos apuros y evitar que desperdiciemos más comida de la cuenta. Eso no quiere decir que podamos congelarlo todo, pero seguro que todos podríamos sacarle más partido.

Ya hemos repasado varios conceptos clave sobre la congelación, incluyendo los trucos para congelar cremas de verduras, cuándo se pueden recongelar comidas descongeladas o cómo tratar las croquetas. Hoy queremos repasar algunos alimentos que se pueden congelar sin problemas y que quizá no todo el mundo conocía. ¿Añadirías alguno más a la lista?

1. Jengibre fresco

Jengibre

Recuerdo cuando solo conseguía encontrar jengibre fresco en un gran supermercado que lo comercializaba en grandes bandejas con demasiadas piezas como para gastarlo a tiempo en casa. Normalmente se utilizan pequeñas cantidades para cocinar, por eso congelar jengibre antes de que se estropee nos ayudará a mantenerlo más tiempo. Y nunca viene mal tenerlo a mano.

Se puede conservar en piezas pequeñas ya peladas para rallarlo directamente congelado siempre que lo necesitemos. Otra opción es picar, rallar o machacar el jengibre en porciones, por ejemplo congelando la pasta en cubiteras. Es un formato práctico para echar la porción necesaria directamente en un guiso o salsa sin tener que descongelarlo.

2. Arroz, quinoa o cuscús cocido

Arroz Cocido

¿Te has pasado cocinando arroz para la guarnición o una ensalada? Hay mil formas de reaprovecharlo, pero siempre podemos congelarlo si no tenemos claro qué uso darle a corto plazo. Eso sí, mejor si el grano está bien suelto y cocido en su punto, y siempre debidamente enfriado.

Lo mejor es extender el cereal en una o varias bandejas que quepan horizontalmente en el congelador. Cuando esté congelado -tardará poco-, ya podemos guardar los granos en bolsas de cierre hermético o recipientes adecuados.

Es un truco útil para congelar también cuscús o quinoa, aunque esta última puede quedar con una textura algo más gomosa si no hemos controlado bien el punto de cocción. Para reusarlos bastará con saltearlos directamente en una sartén con poco aceite, o emplear el microondas.

3. Masa cruda de galletas

Masa de Galletas

Congelar masa de galletas fue mi gran revelación hace unos años cuando lo probé la primera vez en época navideña -temporada galletera por excelencia-. Realmente no cuesta nada duplicar o triplicar cualquier receta para separar porciones y guardarlas en el congelador.

Se puede congelar la masa tal cual, estirada y aplanada o en forma de cilindro, para cortar las galletas directamente -esperando a que se atempere un poco para poder cortarla. Así además conservarán la forma mucho mejor durante el horneado.

También tenemos la opción de formar las galletas y guardarlas antes de hornear. En ese caso conviene colocarlas en una bandeja para congelarlas directamente así durante una o dos horas. Después podemos guardarlas en recipientes herméticos y hornearlas directamente sin descongelar. Solo habrá que alargar un poco el tiempo de cocción.

4. Pizza casera prehorneada

Pizza

Las pizzas ultracongeladas comerciales son tentadoras por la comodidad y rapidez de cocinado, pero tenemos la opción de hacer nuestra propia versión casera. Solo hay que dedicar un día a preparar varias pizzas y congelarlas adecuadamente

Básicamente se trata de elaborar nuestra masa favorita, darle un horneado rápido en blanco de 10 minutos, cubrir con los ingredientes y congelar dos horas. Después tenemos que envolverla muy bien con plástico film y papel de aluminio antes de devolver al congelador. Así tendremos pizza casera lista para hornear cuando más nos apetezca.

5. Tortitas y gofres

Gofres

Aunque son fáciles de preparar, las tortitas y los gofres suelen dar pereza, sobre todo porque nos gustan en el desayuno y a primera hora no apetece liarse a cocinar. Así que un buen recurso es doblar las cantidades y congelar las sobras por unidades.

Tendremos mejores resultados si los congelamos recién hechos pero enfriados, envueltos muy bien individualmente. Es preferible aplicar el congelado por contacto, dejando que se congelen durante una o dos horas sin cubrir antes de proteger con plástico film. Una vez bien envueltos podemos apilarlos en un recipiente o bolsa sin miedo a que se peguen entre sí.

Así podremos disfrutar de un capricho para el desayuno cualquier día, sin más complicaciones que recalentarlos a la plancha, tostador o con un horno microondas. Se dice que las torrijas también quedan bien, aunque no conozco a nadie que lo haya probado. Las tostadas francesas sí tienen fama de congelar sin problemas.

6. Chocolate

Chocolate

En principio nadie compra tanto chocolate como para tener que congelarlo, pero yo vuelvo de mi Suiza con un buen cargamento cuando voy de visita -hay que aprovechar- y quiero que se conserve fresco y sin perder sabor o aroma. Es también un buen recurso para el chocolate de pastelería, que a veces se almacena en la despensa demasiado tiempo y puede perder calidad.

Bien envuelto o en recipientes herméticos el chocolate tal cual alargará su vida sin ver alteradas sus propiedades. Es también un buen método de conservación en verano, cuando peligra por la visita de insectos o la acción de las temperaturas extremas.

7. Leche y nata líquida

Leche

Cuando somos pocos en casa, o si tenemos que salir de vacaciones, podemos encontrarnos con tetrabricks de leche abiertos que corren el riesgo de echarse a perder. En ese caso podemos congelarla sin mayor dificultad, siempre que siga todavía en buenas condiciones de consumo.

La nata líquida, por extensión, también es apta, salvo que queramos usarla para montar. La nata ligera de cocina o la más grasa para cocinar y mezclar también pueden congelarse, en recipientes herméticos limpios y limitando al máximo el contacto con el aire, pero dejando un pequeño espacio para permitir la expansión.

Es importante descongelarlas en la nevera y mezclar bien después para reintegrar los componentes sólidos que se habrán separado en el proceso. El buttermilk o suero de leche también se puede congelar de esta forma. Quizá el aspecto no sea igual de homogéneo, pero podremos usar estos lácteos en diferentes recetas sin problemas.

8. Huevos

Huevo

Jamás hay que congelar los huevos frescos enteros con su cáscara, pero sí podemos congelarlos con una debida preparación previa. Podríamos sencillamente abrirlos y echarlos en un recipiente de congelación, aunque hay otras dos formas más efectivas.

Una opción es separar las yemas de las claras. Podemos verter las claras en recipientes de silicona, congelarlas y después desmoldar y guardar juntas en una bolsa hermética -quedarán como bloques, fáciles de separar-. Las yemas se congelan mejor si las batimos ligeramente, antes de aplicar el mismo método.

Si queremos congelar los huevos enteros, por unidades o combinando varios al mismo tiempo, también es preferible batirlos un poco para integrar yemas y claras. Es preferible descongelarlos en la nevera, usarlos cuanto antes y cocinarlos por completo.

9. Mantequilla

Mantequilla

Más agradecida a la hora de congelar que los lácteos líquidos, gracias a la alta proporción de grasa y la menor cantidad de líquido. Hoy en día las mantequillas comerciales aguantan mucho más tiempo que las artesanas, pero aún así es un producto susceptible de absorber olores ajenos, y se enracia con facilidad.

Lo ideal es congelar la mantequilla en porciones según cómo vayamos a utilizarla -por ejemplo, en bloques de 100 g o de 125 g, comunes en recetas de pastelería-, bien envueltas de forma individual. Podemos descongelarla a temperatura ambiente o al baño maría si la necesitamos fundida. Hay recetas que requieren mantequilla muy fría, en este caso podemos rallarla directamente congelada usando un rallador grueso.

10. Harinas y cereales crudos

Harina

Si, como yo, acumuláis grandes cantidades de harinas diferentes, sabréis que el verano es mala época para su conservación en la despensa. Congelar la harina es por tanto una forma válida de alargar su frescura y protegerla de los insectos y otros microorganismos, igual que ocurre con cereales crudos.

Lo mejor es separar cantidades adecuadas al uso que iremos dando a cada variedad, envasándola en bolsas herméticas y anotando el contenido y la fecha. Aunque en principio las harinas no caducan -es decir, no se han a estropear salvo que se llenen de visitantes-, sí pierden propiedades organolépticas con el tiempo.

11. Aguacate

Aguacate

¿Has visto una oferta de aguacate nacional y te has lanzado a llenar la cesta de la compra? No sufras si crees que se maduran más rápido de lo que puedes consumirlos, es posible congelar el aguacate para diferentes usos.

Aunqueal descongelarlo cambiará su textura, es un método ideal si queremos preparar guacamole, salmorejo de aguacate, algún dulce o batido. Podemos congelar la carne machacada o pelado y cortado por la mitad sin el hueso, en una bolsa de cierre hermético. Dándole un baño de limón evitaremos un poco la típica oxidación.

12. Sánwiches y bocadillos

Sandwich

¿Tanta pereza supone prepararse un sánwich fresco? Bueno, es verdad que puede ser exagerado congelar dos rebanadas de pan de molde con jamón york y queso, pero si nos molestamos en preparar un sándwich o bocadillo de categoría, agradeceremos en el futuro preparar doble ración para llevar una -o más- al congelador.

La clave está en utilizar un buen pan de verdad -de molde, barra o una hogaza casera o artesanal, preferiblemente de masa madre y mejor aún si es con harinas integrales-, fresco, y otros ingredientes de calidad. Lógicamente la lechuga y el tomate no congelan muy bien, pero el queso, verduras crudas o asadas y carnes sí aguantan sin problemas.

Un buen truco es untar las dos caras internas del pan con alguna crema o salsa para proteger la miga. Tendremos mejores resultados si cocinamos el sándwich congelado a la plancha, horno o sandwichera, o incluso en un tostador, sin necesidad de descongelarlo.

13. Puré de patatas

Puré de patatas

Es una guarnición muy socorrida que suele gustar mucho a los niños, y que merece la pena hacer casero. Si os gusta el puré de patatas más sólido y denso, enhorabuena porque se congela de maravilla. Tomando porciones como si fueran bolas de helado es posible congelarlas en una bandeja para después guardarlas en una bolsa hermética.

Hay un truco para darle otro buen uso a las sobras de puré de patatas: congelar porciones pequeñas para usarlas como espesante de guisos y sopas. Solo hay que añadirlas directamente desde el congelador a la olla y enriquecerá cualquier plato de cuchara que pida algo más de cuerpo.

14. Patatas fritas de bolsa y otros aperitivos salados

Chips

No suelo tener patatas fritas tipo chips ni los llamados snacks salados en casa para no abusar de ellos. Si compramos por recibir invitados siempre sobran, y me da rabia que se pongan rancios tan rápidamente. Afortunadamente, también se pueden congelar.

De nuevo, el mejor método es el del congelado por contacto en una bandeja y después en una bolsa o recipiente hermético, para evitar que se peguen entre sí. Hay quien incluso afirma que las patatas fritas están más ricas si se han congelado, y se pueden comer directamente sin necesidad de esperar a que vuelvan a temperatura ambiente. Desde luego, estarán más crujientes.

15. Frosting o crema de cobertura de pasteles

Frosting

Llamamos frosting a las coberturas de pasteles y cupcakes típicas de la repostería anglosajona. Crema de mantequilla o buttercream, con o sin chocolate, de nata montada o con queso crema, es muy posible que tengamos sobras cuando preparemos alguna receta.

Para no desperdiciarlo también lo podemos congelar. Al volver a temperatura ambiente habrá perdido textura, pero solo necesitamos batirlo un poco de nuevo para usarlo con normalidad. Lo mejor es acordarse la noche antes y dejar que desgcongele en la nevera.

16. Queso

Quesos

El queso empieza a estropearse cuando se corta o se abre, y eso es un problema si no somos muchos en casa y hemos comprado una unidad grande entera. Congelarlo por porciones bien envueltas es una solución para evitar que se eche a perder, aunque perderá textura al descongelarse. No será ideal para servir como tapa, pero evitaremos tirarlo a la basura.

No todos los quesos congelan igual de bien -cuanto más grasos, mejor-, pero serán perfectamente comestibles. Un buen recurso es congelar porciones de queso recién rallado; así tendremos queso de verdad listo para servir con nuestros platos de pasta o pizza en cualquier momento.

17. Café

Café

Para disfrutar de café de verdadera calidad es imprescindible invertir en buenos granos de café natural recién tostados. En el momento en el que se tuestan empiezan a perder aroma y sabor -y ya ni hablamos del café molido-, por lo que es esencial consumirlo a los pocos días. ¿Y si hemos comprado un café excelente y no vamos a poder gastarlo pronto? Congelarlo puede ser una solución de urgencia.

Es importante dividir los granos en porciones de uso, para descongelar solo la cantidad exacta que vayamos a necesitar para usar en ese mismo instante. Solo merece la pena congelar los granos fresquísimos de café de calidad, y preferiblemente en bolsas herméticas con el mínimo aire dentro. Si podemos envasarlo al vacío, mucho mejor.

Por último, hay que recordar que los alimentos congelados no duran eternamente porque la congelación no detiene por completo la descomposición, solo la ralentiza. Además, siempre tendremos mejores resultados al descongelar si hemos usado productos en su punto óptimo, no a punto de superar su vida útil. ¿Qué soléis congelar vosotros en casa?

Fuente: directoalpaladar.com

Azafrán

Azafrán: propiedades, beneficios y usos

El azafrán es una especia conocida desde la Antigüedad por sus múltiples propiedades. Entre sus beneficios, puede ser bueno para la salud cardiovascular y mental. Te contamos todo sobre él.
Azafrán: propiedades, beneficios y usos

El azafrán, conocido como «oro rojo», proviene de una delicada flor de color violáceo que en su interior alberga tres estigmas. Es ahí donde se encuentra esta especia que reyes y faraones adoraban. Con muchas propiedades, ha sido usada desde tiempos antiguos por su sabor y sus beneficios para la salud.

Se dice que Alejandro Magno se bañaba en piscinas donde mezclaban agua con azafrán para curar sus heridas. Además de ser un buen complemento para la cocina, esta especia milenaria esconde en sus delicados estigmas propiedades útiles para tu salud. Te va a encantar conocer los beneficios y usos que puedes darle al azafrán.

El azafrán, una especia con gran tradición

El azafrán proviene de los estigmas secos de la flor Crocus sativus. Es una especia conocida por su sabor amargo y característico color naranja. Se produce en Irán, España, Grecia, India y Marruecos, entre otros países. Para obtener un gramo es necesario cosechar entre 150 y 160 flores y requiere mucha mano de obra. Por eso es la especia más costosa del mundo, cuyo precio ronda los 8.000 euros por kilo.

Con el paso de los años, el azafrán se empleó para la depresión, la tos, los cólicos, la sarna, enfermedades cardíacas, la peste negra y la demencia, entre otras afecciones. También usaron sus hilos para tejer. A continuación, te contamos todo sobre él.

Propiedades nutricionales del azafrán

Por lo general, la utilizamos para dar color y sabor a nuestras comidas. Suele tener un precio elevado y es, sin dudas, un elemento muy apreciado en la gastronomía. Además, tiene propiedades que muchos desconocen.

  • Agua.
  • Proteínas.
  • Minerales, como calcio, magnesio, hierro, fósforo, sodio, potasio y zinc.
  • Vitaminas, como vitamina C, B12, B6, A, D, tiamina, niacina y ácido fólico.
  • Ácido oleico, que pertenece a la familia de los omega-9.
  • Ácido linoleico, ácido graso de la serie de omega-6.

Beneficios del azafrán para la salud

Las ventajas que tiene el consumo regular de azafrán en la salud son variadas. Además del consumo de la especia, existen cápsulas con extracto de azafrán. En la mayoría de las investigaciones, incorporan estos comprimidos para analizar sus efectos.

Salud digestiva

La crocetina y crocina del azafrán son grandes aliadas para varias enfermedades que afectan al estómago, el hígado, el colon y el páncreas. Sin embargo, son necesarios más estudios para conocer su interacción con otros medicamentos. Una revisión del Iranian Journal of Basic Medical Sciences indica que el azafrán puede ser útil para los siguientes fines:

  • Prevenir y tratar úlceras gástricas.
  • Prevenir la aparición de cáncer de estómago, de hígado y colorrectal. También para inducir la muerte de las células tumorales.
  • Tratar distintos tipos de hepatitis, cirrosis hepática y el hígado graso.
  • Proteger el hígado.
  • Prevenir y tratar la colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria del intestino.

Ginecología y obstetricia

El azafrán tiene propiedades antioxidantes que podrían mejorar el trabajo de parto y el postparto, y los síntomas de la menopausia y del síndrome premenstrual. Una revisión de Modern Care Journal menciona que el uso de cápsulas de azafrán o de jarabes que lo contienen posee los siguientes efectos positivos:

  • Reducción de la duración, dolor y fatiga del trabajo de parto.
  • Mejora de los síntomas de la depresión postparto.
  • Mejora de los síntomas físicos, psicológicos y ginecológicos de la menopausia.
  • Alivio de la hinchazón abdominal, la depresión y los cambios de humor del síndrome premenstrual.

Los efectos secundarios encontrados en la mayoría de los estudios fueron pocos y leves. Sin embargo, estudios como el de Iranian Red Crescent Medical Journal recomiendan considerar los posibles efectos abortivos o de embarazo prematuro en dosis diarias mayores a 250 miligramos (cápsulas) o a 5 gramos (especia). Si tienes dudas, lo mejor es consultar con tu médico.

Enfermedades mentales

Así como el azafrán es provechoso para aliviar la depresión postparto y premenstrual, su contenido de crocinas también puede mejorar los síntomas de otras afecciones de tipo mental. Las crocinas estarían involucradas de forma significativa en la cognición. En el Journal of Affective Disorders y Molecules sugieren que el azafrán puede utilizarse para tratar:

  • Depresión.
  • Ansiedad.
  • Esquizofrenia.
  • Lesiones cerebrales.
  • Parkinson.
  • Alzheimer.

Esta especia tendría menos efectos adversos que algunos medicamentos químicos. Esto la distingue de los medicamentos antidepresivos, como la fluoxetina, el citalopram y la imipramina, y de los medicamentos para el Alzheimer, como el donepezilo y la memantina. Aun así, muchos de los estudios fueron realizados en animales, por lo que son necesarios más ensayos clínicos.

Enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de mortalidad a nivel mundial. El azafrán es conocido por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias e inhibidoras de muerte celular, que favorecen los efectos cardioprotectores. Biomedicine & Pharmacotherapy expone que la muerte celular está implicada en muchas enfermedades, como las siguientes:

  • Infarto de miocardio.
  • Cardiopatía isquémica.
  • Insuficiencia cardíaca.
  • Lesión por reperfusión.
  • Miocardiopatía.
  • Aterosclerosis.

También, la crocina del azafrán tendría un efecto antiplaquetario, lo cual puede impedir la formación de coágulos en la sangre. A su vez, el extracto de azafrán tuvo un efecto hipotensor, es decir, es posible que ayude a reducir la presión arterial.

Trastornos oculares

Como mencionamos, el azafrán y sus compuestos, sobre todo la crocetina y la crocina, tienen muchos efectos beneficiosos, como los antiinflamatorios. En este sentido, una revisión de Current Neuropharmacology detalla que la mayoría de las enfermedades oculares se deben a la inflamación del ojo. Dentro de los trastornos oculares que pueden prevenirse y tratarse con azafrán, podemos destacar:

  • Maculopatía diabética y retinopatía diabética, enfermedades visuales debido a la diabetes. El azafrán podría reducir la glucosa en sangre, por lo que ayudaría a tratar la diabetes en general.
  • Cataratas.
  • Degeneración macular.
  • Glaucoma.
  • Hipertensión intraocular.

Usos del azafrán

En la cocina, esta especia es utilizada de forma frecuente para condimentar arroz o guisos. La mejor manera de usar el azafrán es molerlo hasta obtener un polvo. Para incorporarlo a tu dieta, basta con añadir una pequeña cantidad de él en tus preparaciones calientes. Puedes remojarlo en agua tibia o caliente, evitando el calor directo sobre la especia. También puedes consumirlo como un té.

De esta manera, podrías acceder a los beneficios que mencionamos, pero recuerda que las dosis mayores a 5 gramos diarios pueden ser perjudiciales para la salud. Por lo general, se emplea en cantidades muy pequeñas al momento de cocinar. Aun así, consulta con tu médico antes de consumirlo de forma regular.

El azafrán es más que un condimento

Al día de hoy, sigue estando muy arraigada en el área del Mediterráneo y sirve como pieza esencial en su gastronomía. Como puedes ver, el azafrán es mucho más que una especia que da color a los platos. En sus tres delicados estigmas hay todo un pasado de usos para tratar afecciones de la salud.

Sin embargo, antes poner en práctica estas recomendaciones, te recomendamos consultar tu médico de cabecera, de tal forma recibas información detallada y personalizada sobre cómo utilizar esta especia.

 

Fuente: mejorconsalud.as.com

Las frutas más exóticas

Las 10 frutas más exóticas del mundo y sus propiedades

Mano de buda, guanábana, carambola o rambután son solo algunas de las frutas que llegan a los mercados y llaman nuestra atención.
Las 10 frutas más exóticas del mundo y sus propiedades

Las frutas exóticas provienen de países lejanos o de un clima distinto al de nuestra región. Por este motivo, degustar este tipo de frutos es una forma de viajar a través del sabor, el olor y el color.

Algunas ya son muy conocidas alrededor del mundo, como la piña, el coco o el aguacate. En cambio, existen otras variedades más locales, con formas y texturas curiosas.

¿Quieres conocer algunas de ellas y saber cómo se comen y qué propiedades o nutrientes te aportan? Te contamos más a continuación.

10 frutas exóticas y curiosas

Como acabamos de ver, el término frutas exóticas se emplea para designar todos aquellos frutos que no suelen ser habituales en los países donde vivimos.

Muchas provienen de países tropicales y subtropicales, puesto que este tipo de climas favorecen el crecimiento de un gran número de especies y variedades diferentes.

Hace unas décadas, solo se podían consumir a nivel local. Por esto, era la población autóctona y los viajeros aquellos que se deleitaban con todos los matices y sorpresas que pueden brindar las frutas exóticas.

Hoy en día, en cambio, gracias al aumento de la demanda y a la expansión del comercio, es más común encontrarlas en mercados de más países. Así que quizá puedas tener la oportunidad de reconocer y probar alguno de los 10 ejemplares que vamos a conocer a continuación.  

1. Carambola

Frutas exóticas
Tal y como advierten desde Transactions of the Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene, las personas con enfermedad renal preexistente deben evitar su ingesta. Ello debido a los posibles episodios de nefrotoxicidad.

Nativa de Indonesia, Malasia y Filipinas, es una de las frutas exóticas más bonitas que podemos encontrar. Su fruto es pequeño, de forma ovalada y color amarillo.

Tiene un sabor entre ácido y dulce y una textura firme y crujiente. Se puede comer entera, aunque, una vez cortada, presenta una linda forma de estrella. Esto la convierte en un elemento decorativo perfecto en ensaladas verdes, guarniciones o macedonias de frutas. 

Gracias a su contenido en carotenos, es una fruta muy adecuada para la salud de la piel. Tal como sugieren Zerres y Stahl, este compuesto posee la capacidad de cuidar su grado de humedad, elasticidad y textura.

 

2. Jackfruit

La fruta debe utilizarse lo antes posible luego de madurar, ya que puede desarrollar sabores muy fuertes.

También conocida con el nombre de yaca, proviene de Malasia y de la India. En otros países asiáticos, como Sri Lanka y Bangladés, se consume en abundancia y ha sido una importante fuente nutritiva en momentos de escasez.

El árbol del jackfruit produce unos frutos muy grandes, los cuales pueden llegar a pesar más de 20 kilos.

La parte comestible es la pulpa, que va cambiando de color blanco a naranja a medida que va madurando. También adquiere un sabor más dulce, que algunos relacionan con el plátano o el mango.

Pero es gracias a su textura que el consumo de este ejemplar está en auge. Tiene una pulpa consistente y se deshilacha con facilidad, por lo que se está usando en los últimos años como sustituto de la carne en platos vegetarianos.

 

3. Guanábana

Guanábana fruta exótica
Los principales componentes activos del fruto son la acetogenina, los alcaloides y los flavonoides.

El guanábano es un árbol originario del Caribe y América Central, pero, hoy en día, su cultivo se ha extendido hacia otros territorios.

Sus frutos son de color verde oscuro, de forma ovalada y con una pulpa ácida y aromática. Esta se puede consumir sola o usarla en preparaciones como batidos, postres y helados.

Según datos publicados en Molecules, esta fruta puede ayudar a mejorar los episodios de diarrea. Además, también es adecuada para aquellas personas que sufren gastritis y úlcera gástrica.

 

4. Mangostán

Mangostán fruta exótica
La pulpa jugosa blanca posee un sabor ligeramente ácido y dulce.

Procedente del árbol Garcinia mangostana, es una de las frutas exóticas más comercializadas como suplemento nutricional. Se puede encontrar en forma de jugos y otros tipos de bebidas.

La fruta fresca tiene un tamaño mediano y su piel es de color púrpura. En el momento de elegirlo, esta última debe ser brillante, firme y sin muchas magulladuras.

Para comerlo, se corta por la mitad con un cuchillo de sierra sin llegar a partirlo del todo. Así, se puede retirar la piel y queda al descubierto el interior, de color blanco. Sus gajos se separan como una naranja y se puede comer solo o añadirlo a jugos y batidos.

 

5. Kiwano

Kiwano fruta exótica
El sabor de la fruta se ha equiparado con una combinación entre el plátano y el maracuyá.

Este fruto procede de África y pertenece a la misma familia que el pepino y el melón. De hecho, es conocido con los nombres de pepino cornudo o melón africano.

Cuando está maduro tiene la pulpa verde con semillas blancas y su aspecto es algo gelatinoso. Todas sus partes son comestibles, si bien la mayoría de las personas solo consumen el interior.

Tal como se divulga en Processes, el kiwano es interesante por la cantidad de minerales que aporta: potasio, fósforo, magnesio, calcio, hierro y zinc (entre otros).

6. Mano de Buda

Mano de buda: características y propiedades
Como alimento, la mano de Buda se utiliza en conservas de frutas.

Sin duda alguna, la mano de Buda es una de las frutas exóticas más curiosas del mercado. Es una variedad de los cítricos que tiene los frutos separados en secciones parecidas a los dedos de una mano.

Su uso también es diferente al de la mayoría de frutos, ya que casi no tiene pulpa. En China y Japón, sirve para aromatizar la ropa o las casas y es una de las ofrendas habituales a Buda.

7. Pitaya

Pitaya, la fruta exótica rosa
Los beneficios de las frutas del dragón se atribuyen a las propiedades antioxidantes y a su contenido de fenólicos y betacianinas.

Conocida con los nombres de fruta del dragón o pera fresa, es un fruto muy llamativo, debido a su color rojo brillante. Hoy en día, es bastante fácil encontrarla fresca o congelada en mercados de varios países.

Su composición nutricional destaca por el aporte de diferentes compuestos antioxidantes, como la vitamina C y los polifenoles.

La piel de la pitaya es bastante dura, pero en su interior se esconde una pulpa suave, dulce y llena de semillas comestibles. Esta se come con la ayuda de una cuchara (como el kiwi o el aguacate), aunque también se añade en batidos, macedonias y ensaladas.

 

8. Rambután

Rambután en una canasta.
La fruta se puede comer fresca o puede procesarse en encurtidos y mermeladas.

Originario de Malasia e Indonesia, abunda en los mercados de todo el sudeste asiático. Pertenece a la misma familia que el lichi, otra fruta exótica algo más conocida y también muy saludable.

Presenta una llamativa cantidad de antioxidantes y se puede considerar una buena fuente de vitamina C (parecida al kiwi o a la naranja).

Según se puede leer en la página del National Institutes of Health, esta vitamina es necesaria para producir colágeno, mejorar la absorción del hierro y para un normal funcionamiento del sistema inmune.

9. Kumquat

El kumquat es un fruto cítrico
Existen muchas variedades de este fruto, como el kumquat de Hong Kong, el meiwa kumquat y el jiangsu kumquat.

Procedente de la China, el kumquat es una pequeña fruta conocida también con el apelativo de naranja china.

Este se puede disfrutar entero, ya que tiene el mismo tamaño que las uvas y su piel es comestible. A diferencia de otras frutas cítricas (grupo al que también pertenece el kumquat), la piel es más bien dulce, en contraste con el interior ácido.

A nivel nutricional destaca por el aporte de vitamina C, carotenos, pectinas y polifenoles. Gracias a todos ellos desempeña una serie de efectos en el organismo que resultan beneficiosos para la salud cardiovascular. Según apuntan los autores Liu, Lou, et al., se trata de:

  • Regulación de la expresión de marcadores antiinflamatorios.
  • Protección de la pared de las arterias.
  • Disminución de la presión arterial.

 

10. Durián

Durian: ¿qué beneficios tiene comer la fruta más apestosa del mundo?
De las más de 30 especies catalogadas, solo Durio zibethinus es comestible. En muchas partes de Asia se le considera un afrodisíaco.

En el último lugar hemos dejado esta fruta que se ha ganado la fama de ser una de las más malolientes del mundo. Es bastante difícil de encontrar fuera de su región de origen, pero un viaje a Tailandia, Malasia o Singapur quizás merece una pequeña degustación.

Esto sí, la experiencia puede ser solo apta para los más atrevidos. Aunque existen muchas variedades con distintos matices (del más dulce al más amargo) su olor es casi inconfundible. Tanto es así, que empieza a ser habitual prohibir su entrada en el transporte público y algunos hoteles.

¿Conocías estas 10 frutas exóticas?

Es posible que sí, ya que algunas de ellas se pueden encontrar en puntos muy lejanos de su país de origen.

Consumir frutas a diario tiene muchos beneficios para la salud. Son ligeras, diuréticas, aportan fibra y una interesante cantidad de vitaminas y minerales, entre otros nutrientes.

Las frutas exóticas se pueden incluir entre las raciones diarias recomendadas de este grupo. No obstante, hay que recordar que lo más aconsejable es elegir frutas de temporada y de cultivo local o lo más cercano posible.

Esto no quiere decir que no se pueda probar el kumquat, la pitaya, el jackfruit o la guanábana. Pero lo mejor es hacerlo de vez en cuando y aprovechar los viajes para poder degustarlas.

 

Fuente: mejorconsalud.as.com

Alimentos y el calor

Los 7 alimentos que no deberías llevar a la playa

Los 7 alimentos que no deberías llevar a la playa

Con la llegada de los días calurosos, uno de los planes favoritos es visitar la playa; y aunque en sus alrededores suele haber una amplia oferta gastronómica, hay quienes preparan sus propios alimentos para disfrutarlos frente al mar, bajo las sombrillas. Ahora bien, ¿es buena idea?

Hay que tener en cuenta que las altas temperaturas pueden alterar tanto el estado como el sabor y la textura. Por eso, al momento de consumirlos, es muy probable que no estén en las mejores condiciones.

Además, el calor y la humedad facilitan la proliferación de bacterias y elevan el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Veamos en detalle qué debes evitar y cómo puedes hacer comidas más seguras.

 

1. Alimentos que contienen huevo

Todas las recetas que contienen huevo representan un riesgo de intoxicación alimentaria en entornos de altas temperaturas, como la playa. La tortilla poco hecha, al igual que la mayonesa casera y la carbonara, pueden convertirse en la vía de transmisión de salmonela.

Esta bacteria causa una infección que cursa con síntomas como náuseas, diarrea, malestar general y dolor de cabeza. Para evitarlo, lo idóneo es optar por platos que no requieran este ingrediente, o bien, asegurar su óptima cocción.

En caso de querer transportarlos a la playa, hay que cocinarlos durante un mínimo de diez minutos y mantenerlos con su cáscara, en el refrigerador portable, hasta que sea la hora de consumo. Una vez pelados, se deben ingerir en el menor tiempo posible.

 

2. Pescados y mariscos

Puede resultar tentador hacer snacks con pescados y mariscos para llevar a la playa. Un sándwich de atún, un ceviche de camarón, pescados marinados, sushi y otras preparaciones parecen una buena opción para calmar el hambre.

El inconveniente es que son alimentos bastante susceptibles a la contaminación con bacterias y parásitos, sobre todo cuando no se les da un buen almacenamiento y una buena cocción. Estos deben mantenerse a menos de cuatro grados centígrados en el refrigerador y no deben ser sometidos a cambios bruscos de temperatura.

Tampoco se deben almacenar en el mismo sitio que otros alimentos, ya que pueden sufrir de contaminación cruzada. Una vez preparados, hay que comerlos lo antes posible. Por eso, llevarlos en la nevera a la playa no es precisamente la mejor decisión. En su lugar, resultan más seguras las versiones en conserva.

3. Productos lácteos

Una de las razones por las que los alimentos lácteos no son buenas opciones para llevar a la playa es porque tienden a estropearse con facilidad. La refrigeración que brinda la nevera portátil no suele ser suficiente para que mantengan su sabor y su textura.

Por ejemplo, aquellos postres y salsas que contienen nata o crema tienden a agriarse en condiciones de altas temperaturas. A su vez, se vuelven foco para el crecimiento de bacterias. Lo mismo ocurre con las recetas con leche y queso.

 

4. Vegetales frescos

Por cuestiones de salud y nutrición, se puede pensar que alimentos como los vegetales frescos son idóneos para comer en la playa. ¿El problema? Una vez cortados y expuestos a ambientes cálidos y húmedos, pueden reunir las condiciones necesarias para que las bacterias crezcan y se proliferen.

Opciones como la lechuga, las espinacas, las acelgas, entre otras verduras verdes, suelen marchitarse y perder sabor. Entre tanto, variedades jugosas, como los tomates y las cebollas, suelen estropearse tanto en textura como en sabor.

5. Carnes y pollo

El dilema con las carnes y el pollo aparece cuando no se les da una buena manipulación y una buena cocción. En el plan de pasar un día en la playa, algunas personas optan por cocinarlos sobre una fogata o una parrilla improvisada. ¿El riesgo? El tiempo que pasan estos alimentos sin estar bien refrigerados.

Eso, sumado al hecho de que no siempre se cocinan bien. Y es que estas carnes crudas pueden contener bacterias dañinas como salmonela, listeria, Campylobacter y E. Coli, causas frecuentes de intoxicaciones alimentarias.

En una publicación de la Clínica Mayo, Linda Carruthers, dietista y nutricionista, recomienda mantener las carnes crudas separadas de otros alimentos listos para comer, con el fin de prevenir la contaminación cruzada. Además, recuerda la importancia de cocinarlas a las temperaturas adecuadas:

  • Aves: 165 °F o 73,8 °C.
  • Filete: 145 °F o 62,7 °C.
  • Carne de res y cerdo: 160 °F o 71,1 °C.

 

6. Sobras de pasta y arroz

La pasta y el arroz son alimentos que es mejor descartar al elaborar las comidas para llevar a la playa. Sobre todo si son sobras del día anterior o si se preparan con antelación.

La razón es que enfriar y recalentar estos alimentos favorece la aparición de la espora o la toxina de Bacillus cereus, que causa molestias gastrointestinales y vómitos.

A través del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, los expertos advierten que cuanto más tiempo se deje el arroz cocido a temperatura ambiente, más probable es que las bacterias o las toxinas impidan su consumo seguro.

 

7. Embutidos

La mayoría de las carnes embutidas requieren refrigeración hasta poco antes de que estén listas para comer. Sean rebanadas de jamón, salami, tocino, mortadela o salchichas, tenerlas por mucho tiempo a temperatura ambiente puede acarrear riesgos.

¿Cómo hacer comidas más seguras para llevar a la playa?

Una correcta elección de alimentos y una buena conservación de los mismos es la clave para disfrutar de comidas más seguras en la playa. Alternativas como las frutas enteras (no deben precortarse), las sopas frías, las empanadas, los frutos secos, las conservas y los sándwiches con pan integral pueden considerarse.

Tanto el pollo como la carne se pueden incluir en las recetas, pero asegurando su buena cocción. Estos pueden ser la base para hacer emparedados, tacos o ensaladas.

Otro aspecto que hay que considerar es que, al introducir los alimentos en la nevera para llevar a la playa, estos deben separarse en bolsas o recipientes herméticos para evitar la contaminación cruzada. Solo deben sacarse justo antes de su consumo.

En última instancia, cabe recordar la importancia de una buena manipulación de la comida tanto al almacenarla como al consumirla. El lavado de manos o la aplicación de un gel hidroalcohólico es clave para evitar la posible transmisión de infecciones. Además, si quedan sobras, lo mejor es desecharlas.

 

Fuente: mejorconsalud.as.com