España cuenta con más de 130 parques naturales, espacios de alto valor natural y cultural, poco alterados por la actividad humana.
Fuente: elviajero.elpais.com
Fuente: elviajero.elpais.com
3 Mirador del Salto del Gitano (parque nacional de Monfragüe, Cáceres)
Cuenta una leyenda llena de tópicos que un bandolero gitano perseguido por una pareja de la Guardia Civil de otra época (capa y tricornio de charol) en la sierra de Las Corchuelas llegó hasta la peña Falcón y se quedó sin escapatoria, con el cauce del Tajo por delante y sus perseguidores detrás. Decidió saltar y tan grande fue su impulso que atravesó el río y cayó, de pie, al otro lado. El lugar donde se produjo tan legendaria hazaña es hoy un mirador con vistas impresionantes a las puertas del parque nacional en Monfragüe, en Cáceres, y visita obligada para los aficionados de la observación de aves.
4 Mirador de La Antigua en el Meandro del Melero (Riomalo de Abajo, Cáceres)
La mejor vista del Meandro del Melero, impactante capricho del río Alagón en el límite oriental de la comarca de Las Hurdes, en la provincia de Cáceres, se obtiene desde el Mirador de la Antigua, en las cercanías de Riomalo de Abajo; hasta él se llega por una carretera en parte asfaltada, en parte pista forestal (los últimos dos kilómetros y medio de recorrido). A la salida del pueblo, de camino al mirador, el viajero encuentra una piscina natural sobre el río Ladrillar, en un paraje del que parten varias rutas de senderismo.
5 Miradores de Ordesa (Huesca)
Las verticales laderas de la vertiente sur del valle de Ordesa (Pirineo de Huesca) están trufadas de miradores formados por muros de piedra a modo de protección. Como el del Rey o el que corona la punta Acuta (en la foto), con impresionantes vistas sobre bosques de abetos y hayedos, y macizos nevados. Los clubes de montaña suelen organizar rutas guiadas hasta ellos por la llamada Senda de los Cazadores, descendiendo después hasta Torla por la pista de los miradores. Desde esta localidad, y también desde Nerín, existen rutas turísticas autorizadas en taxi y autobuses 4×4 para conocerlos.
6 Mirador de La Peña (El Hierro, Canarias)
El mirador de La Peña, en Guarazoca, al norte de la isla canaria de El Hierro, es otro espacio orgánico de César Manrique, con un restaurante en su interior. De puertas hacia afuera permite al visitante comprobar “las consecuencias del gigantesco deslizamiento de tierras que hace milenios creó el valle de El Golfo”, explican desde Turismo de Canarias. Los riscos de esta enorme mella de 15 kilómetros de ancho por uno y medio de alto están cubiertos de una densa vegetación autóctona y, a sus pies, una llanura volcánica de viñedos y frutales que termina en el Atlántico. A lo lejos, los roques de Salmor, santuario de lagartos gigantes endémicos.
7 Mirador del Fitu (Arriondas, Asturias)
Un barrido de 360º desde el mirador del Fitu, en Arriondas, Asturias, permite disfrutar de una concatenación de paisajes que van desde la costa y las playas hasta reservas naturales como la de Sueve, el parque de Ponga o el parque nacional de los Picos de Europa, pasando por localidades como Ribadesella, Colunga, Villaviciosa y, en días especialmente claros, incluso Cangas de Onís y Covadonga. Se trata de una sencilla estructura de hormigón construida en el primer tercio del siglo XX: 15 escalones y una pequeña plataforma que se eleva sobre los acantilados en el Alto de la Cruz de Llames, en la carretera AS-260 entre Arriondas y Colunga. Forma parte de un área recreativa.
8 Mirador de Sa Creueta (Mallorca)
El mirador de Sa Creueta (o El Colomer) es una roca vertical a 232 metros sobre el nivel del mar que se alza en la península de Formentor, al noroeste de Mallorca. Es la guinda de los miradores engarzados, como las cuentas de un collar, a lo largo de los 18 kilómetros de la carretera que recorre la bahía de Pollença. Sus espectaculares vistas hacia el cabo de Formentor son especialmente recomendables durante la puesta de sol, quizás la mejor hora del día para disfrutar de una de las panorámicas más bonitas de la isla balear.
9 Mirador de San Nicolás (Granada)
Es prácticamente imposible hablar a estas alturas del mirador de San Nicolás sin que la descripción suene trillada. No es cierto que éste fuera el lugar desde donde el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton viera “la puesta de sol más hermosa del mundo” pero eso no le quita mérito al mirador más emblemático de Granada, y uno de los más conocidos de España. Ubicado en el corazón del Albaicín, regala una completa panorámica de la Alhambra, la ciudad granadina, su Vega y Sierra Nevada al fondo. Con el gran mérito añadido de conseguir impresionar al visitante pese a la masificación, los grupos tocando la guitarra y la algarabía reinante.
10 Mirador Sa Foradada (Mallorca)
La puesta de sol congrega a viajeros y turistas en el Mirador Sa Foradada, entre la cala de Deià y el caló de S’Estaca, en la costa oeste de Mallorca, inmerso en el paisaje espectacular de la Sierra de la Tramuntana y con vistas a un curioso (y conocido) accidente geográfico de la isla: una pequeña península que se adentra en el mar, con la roca agujereada (foradada) que le da nombre en su parte final, y que ha servido de inspiración a viajeros y artistas. Es un clásico asomarse a este balcón para hacerse un selfie o disfrutar de la postal desde la terraza del restaurante Na Foradada.
11 Mirador del Cable de Fuente Dé (Cantabria)
A 1.850 metros de altitud, este mirador está situado junto a la estación superior del teleférico de Fuente Dé, sobre el circo homónimo. Desde aquí impresionan las panorámicas del macizo central de los Picos de Europa –Peña Remoña, Padiorna, Pico San Carlos y Torre Altaiz, los picos de Santa Ana, Tesorero, Torre Horcados Rojos, Peña Olvidada– y, más allá, de la Cordillera Cantábrica. Se puede llegar en el teleférico, que salva un desnivel de 753 metros y tarda en el trayecto poco más de tres minutos.
12 Mirador del Puente Nuevo de Ronda (Málaga)
Los mejores lugares para asomarse al Puente Nuevo de Ronda son los miradores de la Plaza de España y la calle de Ernest Hemingway, en la parte nueva, justo a la entrada del puente, santo y seña de esta ciudad malagueña junto a su plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería. Tuvo un primer intento de construcción en 1735, que se derrumbó seis años después, y un segundo, exitoso, en 1751, que finalizó en 1793 y dejó para la historia esta gran obra de sillares de piedra y 98 metros de altura, que une las dos mitades de un casco urbano partido por un Tajo y no es apta para quienes sufren vértigo.
13 Mirador National Geographic de Montefrío (Granada)
Cuando en 2015 National Geographic destacó a Montefrío –uno de los pueblos más bonitos de España, a 50 kilómetros de Granada– como una de las 10 localidades con mejores vistas del mundo, los turistas comenzaron a llegar atraídos por tal reclamo: una estampa con su fortaleza mirando desde arriba, como asomada a un balcón de piedra, las casas blancas y la iglesia redonda del pueblo, extendido escalonadamente a sus pies. Como agradecimiento a la revista, el Ayuntamiento decidió en 2016 que su famoso mirador de Las Peñas pasara a llamarse National Geographic.
14 Mirador del Fraile (Arribes del Duero, Salamanca)
El visitante tiene la sensación de ser realmente diminuto cuando accede al pequeño promontorio vallado del Mirador del Fraile, asomado a la presa de Aldeadávila, en el parque natural Arribes del Duero (Salamanca), y al estrecho cañón por el que serpentea el río hasta donde alcanza la vista, con una pared de rocas graníticas cayendo 500 metros en vertical sobre sus aguas. Aves rapaces en peligro de extinción sobrevolando, majestuosas, el escenario completan la estampa. Este mirador se encuentra en la ruta del Duero GR-14, cerca del Salto de Aldeadávila, y frente al pueblecito portugués de Bruçó.
15 Mirador del Estrecho en Tarifa (Cádiz)
En días claros, desde el mirador del Estrecho de Gibraltar se divisa con nitidez otro continente, que en este punto solo dista unos 15 kilómetros: desde Ceuta, al este, a Tánger, al oeste. Hay prismáticos de monedas para quien quiera verlo aún más cercano. No es un mirador en primera línea de costa sino que se alza en un altozano a unos 300 metros sobre el nivel del mar, en la subida al puerto del Bujeo, dentro del parque natural del Estrecho y a seis kilómetros del centro urbano de Tarifa tomando la N-340. Ofrece unas vistas magníficas a la lengua de agua del estrecho y a la costa africana, pero también a la propia costa mediterránea gaditana.
16 Los búnkeres del Carmel (Barcelona)
Además de unas vistas de 360º de Barcelona, la colina de Turó de la Rovira, a 260 metros de altitud, rememora parte de la historia española del siglo XX: durante la Guerra Civil se instaló en él una batería antiaérea, y posteriormente uno de los últimos barrios de barracas de la ciudad, aunque pese a su nombre nunca hubo búnker. Previamente a los Juegos Olímpicos de 1992 se echaron abajo las barracas y los vecinos de los barrios cercanos comenzaron a acudir a la colina abandonada a disfrutar de la panorámica. De poco conocido ha pasado a atraer cada vez a más turistas, ya que el Ayuntamiento lo está promocionando como forma de descongestionar otros puntos muy masificados, como el parque Güell.
17 Los Balcones de Madrid (Ourense)
Uno de los mejores miradores de la Ribeira Sacra, donde el río Sil, afluente del Miño, se encajona en un profundo cañón, se encuentra en Parada de Sil, Ourense. Se llama Balcones de Madrid y debe su nombre a que era el lugar escogido por las mujeres gallegas para ver marchar a sus maridos que emigraban a la capital (muchos como barquilleros que se buscaban la vida en las verbenas de la ciudad). Recomendable acercarse a su barandilla de madera al atardecer, cuando el azul de las aguas, muy al fondo, va cambiando de color y oscureciéndose conforme desaparecen los últimos rayos del sol.
18 Mirador del Valle (Toledo)
Parafraseando aquel famoso eslogan publicitario, el Mirador del Valle es, posiblemente, la mejor vista de Toledo. Para llegar hasta él hay que alejarse un par de kilómetros de la ciudad por la carretera de circunvalación y subir por otra más angosta que termina en un par de apartaderos para dejar el coche. Unos pasos después aparece ante los ojos del viajero el riquísimo entramado urbano bañado por las aguas del Tajo y dominado por el Alcázar, el castillo de San Servando, la torre de la catedral… Eso sí, hay quienes discrepan (como Paco Nadal) y defienden que las mejores vistas de Toledo se obtienen desde la terraza del Parador de Turismo.
Fuente: elviajero.elpais.com
Dice el refranero español que siempre hay una primera vez para todo y en el caso de los besos no iba a ser diferente. Por ello y para celebrar el Día Internacional del Beso, desde Soria Noticias hemos recopilado los cinco lugares más románticos de de Castilla y León, donde el darse el primer beso parecerá algo sacado de un cuento de hadas.
Paisajes, vegetación, puestas de sol que dejan sin aliento… el Castillo de Gormaz es una de las localizaciones más impresionantes de la provincia. Por ello, es el destino ideal para enamorarse o incluso darse un primer beso.
Y ya, como quieres poner la guinda del pastel, probad a asomaros por la puerta califal para disfrutar del Duero, los colores y, a los pies de la ladera, la ermita románica de San Miguel.
Aunque poco o nada tiene que envidiarle a nuestra Laguna Negra, hay que reconocer que las vistas que ofrece el Lago de Carucedo ya son suficientes para propiciar que surja la chispa, pero si ya contamos la leyenda sobre esta localización a nuestro o nuestra acompañante tenemos beso asegurado.
El Lago de Carucedo esconde en sus aguas la historia de amor de dos jóvenes y un violador. El joven, tras lo sucedido asesina al individuo y se marcha del pueblo sin olvidar al amor de su vida. Años después, se volvió monje y, creyendo todo olvidado, volvió a profesar a la abadía de Carucedo.
Un buen día, paseando por la calle, reconoció a su amada deambulando por la zona como alma en pena. Todos la tomaban por bruja. Pero, tras reconocerse, el amor volvió a surgir. A Dios esto no le gustó, por lo que desde lo alto de la montaña brotó una violenta catarata que sepultó a los amantes bajo sus aguas e inundó por completo la abadía.
Vegetación, intimidad y un contexto ideal lo convierten en un destino definitivo para el primer beso de los amantes de la literatura. Todos conocemos la historia de amor que gira en torno a ‘La Celestina’ (Fernando de Rojas, 1502), Este huerto salmantino inspiró uno de los escenarios de la novela y es uno de los destinos más románticos de la comunidad autónoma.
¿Dónde encontrarlo? En la ladera de la antigua muralla salmantina a los pies del río Tormes.
Los besos en los pueblos son de otro mundo, eso todos lo sabemos. Pero si ya le sumamos verano, nocturnidad y velas nos hemos pasado el juego del romanticismo. Esta combinación tan explosiva podemos encontrarla en el municipio de Pedraza, Segovia.
Durante la época estival organizan conciertos, llenan las calles de velas y apagan todas las luces para que la magia surja. Todo ello, y las trazas medievales que aún conserva (su castillo y la inquietante cárcel del Siglo XVI) lo hacen un destino ideal para despertar las primeras pasiones.
En pleno centro de Valladolid, respira el Campo Grande. Aunque antes se le conocía como Campo de la Verdad, este pequeño oasis cosmopolita se creo a finales del siglo XVIII imitando a los grandes parques europeos y, como buen parque, es un destino predilecto para darse un primer beso.
Este trocito de bosque cuenta con árboles de más de 60 especies, pavos reales y un estanque y una pequeña cascada artificial de donde un barquero narra historias fantásticas a los más pequeños.
Fuente: sorianoticias.com
Desde Burgos cogemos la carretera N-120 dirección Logroño hasta llegar a Ibeas de Juarros donde nos desviaremos por la BU P-8101 hacia Pradoluengo. Al llegar a Santa Cruz del Valle Urbión nos desviamos a la derecha y atravesamos todo el pueblo, al final continuamos por una pista de tierra en dirección SSE, que tras 3,5 kms. llegaremos al Refugio y Área Recreativa de Zarcia donde dejaremos el coche.
Es una ruta circular con un desnivel de +/- 500 metros, una distancia de unos 9 kms. y una duración aproximada de 4:30 horas.
No tiene mucha dificultad, pero debido a la escasa señalización es fácil desorientarse. La ruta está señalizada con algunas estacas y marcas de color naranja en los árboles, aunque como digo casi no se ven. Conviene llevar botas impermeables pues hay que cruzar el río bastantes veces entre piedras.
Empezamos por una pista y al cabo de un km. aproximadamente abandonamos el camino y cogemos a la derecha un sendero que asciende zigzagueando entre un bosque de pinos y escobas. Vamos poco a poco ganando altura con alguna trepadita sin importancia en la parte superior. Descendemos un poco contemplando la belleza del Pico San Millán, (el más alto de la provincia de Burgos con 2.131 metros) el cual casi no hemos dejado de verlo desde que hemos iniciado la ruta. Atravesamos la Majada de las Cabras como indica un cartel y poco después tras cruzar un pequeño pedregal llegamos al Barranco de Altuzarra. La vegetación cambia, nos metemos de lleno en un hayedo, también nos vamos encontrando algunos fresnos, serbales, acebos y tejos.
El lugar bien parece sacado de un cuento de hadas. Vamos ascendiendo cruzando el río una y otra vez, pues el sendero va desapareciendo en cada orilla. Por fin llegamos a la primera cascada, el Salto Chico con 12 metros de altura.
Continuamos ascendiendo por la izquierda de la cascada. Continuamos disfrutando lo que la naturaleza nos brinda. Dependiendo de la época del año en que hagamos esta ruta nos encontraremos más o menos agua. El hecho de tener que cruzar el río en numerosas ocasiones hace que tengamos que ir buscando el mejor sitio para hacerlo e ir con precaución para no acabar con los pies mojados.
Llegamos a la segunda cascada, el Salto Largo con 28 metros de altura. Esta cascada está algo encajonada, se puede subir un poco por la derecha hasta un pequeño saliente para observarla de frente.
Desde aquí podemos continuar por la izquierda buscando el sendero o por la derecha por un canchal con mucha pendiente por el que se anda bastante mal. Y cuando termina este girar a la izquierda y buscar un paso estrecho entre las rocas hasta llegar encima de la cascada. Siempre hay que continuar siguiendo el río. Continuar ascendiendo hasta alcanzar la última de las cascadas el Doble Salto de 34 metros de caída.
Un cartel de madera a la derecha nos indica salida por la Majada Garrula. Vamos ascendiendo hasta llegar a esta. Ojo pues aquí esta un poco confuso el sendero a seguir. Sabremos que hemos llegado por otro cartel de madera que así nos lo indica. Este mismo cartel nos indica la dirección para regresar al coche. Desde este punto tenemos unas buenas vistas de la Sierra de la Demanda. Los picos más importantes que desde aquí se divisan son el Pico Trigaza, El San Millán y El Cabeza Aguilez.
Descendemos por un sendero bien marcado entre pinos, acebos y algún serval. Una vez perdido bastante desnivel llegamos a un arroyo descendiendo su curso entre un hayedo. Otra vez la estampa que nos brinda la naturaleza es extraordinaria, (se nota que soy un amante de los hayedos). Cruzamos algún puentecito de madera y poco después llegamos a una pista forestal. 10 minutos más y llegaremos a nuestro punto de partida, el Área Recreativa de Zarcia.
Es una de las rutas de senderismo más bonitas que se pueden hacer en la provincia de Burgos.
Fuente: trotaburgos.com
Para entendernos, los bufones son una especie de géiseres costeros que se pueden ver en en el oriente asturiano, donde el agua se cuela por las grietas de las rocas de los acantilados costeros.
Estas hendiduras son generadas por el mar Cantábrico y la lluvia que, poco a poco, erosiona la roca hasta formar estas chimeneas, que conectan la base del acantilado con su parte superior.
Cuando las olas baten el acantilado, comprimen violentamente el aire y el agua presente en las grietas, que busca una salida originando este bonito, violento y curioso fenómeno.
Los bufones pueden expulsar el agua incluso a más de 20 metros de altura y son muy espectaculares. Y no solo visualmente, su bufido de fuerza de la naturaleza desatada intimida mucho.
El invierno es la época del año en la que más se pueden ver los bufones, por ser cuando se generan las condiciones más favorables, pero en realidad pueden surgir en cualquier época del año.
Los requisitos óptimos para poder disfrutar de los bufones en todo su esplendor son:
Además de estos dos, hay otros factores que intervienen pero su efecto es más difícil de predecir e interpretar: coeficiente de mareas, dirección del mar, viento… Esto explica el hecho de que, en ocasiones, el mejor día para disfrutarlos no sea el que más mar hay.
Hemos visto bufar varias veces con diez metros de mar de fondo y aquello es una salvajada. Toma nota: cuanto más mar de fondo, tanto mejor para verlos y más alucinarás.
Por el contrario, si el mar está en calma, o no está lo suficientemente bravo, por las chimeneas tan solo sale un poco de aire, que se puede escuchar o no.
Seguramente no, en verano el mar tiende a estar en calma. Imposible no es, también hay sistemas de bajas presiones en verano, pero son menos frecuentes y potentes.
Los más famosos (y masificados) se encuentran en Llames de Pría. Y no es de extrañar, hay muchos bufones y muy grandes. Gozarás de un impresionante paseo por acantilados y, si tienes suerte, podrás ver decenas de ellos bufando a la vez.
Hay varias maneras de disfrutar de los Bufones de Pría.
Si te gusta pasear, está la senda denominada Ruta de los Bufones de Pria, PR AS-57. Desde Llames, son unas 4 horas de duración y dificultad baja. Merece la pena disfrutar de este espectáculo extremo de la naturaleza en un día de mar bravo, vives (y sientes) los bufones al lado mismo.
No tienes porque hacer la ruta al completo ni mucho menos, al poco de llegar ya ves buenos ejemplares.
Desde el área recreativa de Guadamía se tiene otra perspectiva, más lejana pero no menos espectacular, ofreciendo una panorámica inigualable de los bufones más potentes.
Ojo, que aquí también hay bufones, con los que hay que tener cuidado al caminar.
Hay que llegar al pueblo de Llames de Pría, donde puedes dejar el coche si no hay mucha gente. De ahí a la playa de Guadamía y los bufones tienes un paseo de 5 o 10 minutos.
La siguiente opción para aparcar es el aparcamiento de Llames, a 900 metros de la playa de Guadamía.
Si te acercas al área recreativa de Guadamía, que sepas que el parking que hay es pequeño y la carretera estrecha.
Muy cerca de Puertas de Vidiago, el paisaje que nos rodea es espectacular, a un lado las montañas y al otro el mar Cantábrico con sus acantilados. Por algo Asturias es Paraíso Natural.
Si estás dudando dónde ir, que sepas que es más fácil ver funcionar los Bufones de Arenillas que los de Pría.
Ponemos rumbo a Puertas de Vidiago, dónde nos lleva la N-634, que dejamos para atravesar un paso a nivel y coger una carretera, muy estrecha, que nos lleva al pueblo. Hay señales que indican un camino que pasa por encima de la autovía del Cantábrico, para llegar a un pequeño aparcamiento al lado de la zona de acción.
Este camino tiene unos cuantos baches y es apto para un vehículo, así que habrá que apretarse y apañárselas para pasar cuando venga alguien en dirección contraria. Si vas desde Puertas de Vidiago, el paseo es de menos de 2 km. Si hay mucha gente, seguramente caminar sea la mejor opción, el camino es muy estrecho y puedes perder mucho tiempo a pocos coches que se junten.
Al igual que el resto están en el municipio de Llanes, entre Buelna y La Franca, señalizados accediendo por la N-634. Considerado el más espectacular ya que puede llegar a impulsar el agua a 40 metros de altura. Aún se nos resiste, así que añadiremos información en poco tiempo.
Se sitúan en unas zonas concretas de la costa oriental asturiana, cerca de Llanes donde hay unas características geológicas especiales.
Con el paso del tiempo, la roca caliza de la zona se ha ido descomponiendo con la actuación de la lluvia, erosionando la roca, poco a poco, hasta llegar al mar a través de pequeñas grietas.
Éstas, a su vez, han ido aumentando de tamaño debido a la presión ejercida por la fuerza constante del Cantábrico. Finalmente, el proceso termina con la formación de una cueva, en la que el oleaje comprime agua y aire, que son expulsados verticalmente a gran presión por las grietas, convertidas en chimeneas.
Recomendamos ser prudentes y precavidos, nunca subestimar la fuerza de la naturaleza, los peligros aquí son muy reales. Ya se ha producido alguna muerte por acercarse demasiado al bufón cuando brama, que ha lanzado al individuo varios metros hacia arriba con una posterior caída fatal.
Algunos consejos:
Parecen cosas de sentido común, pero nos sorprende la cantidad de gente que realmente no es consciente del peligro al que se expone. Y es que, para hacer la mejor foto tienen que acercarse al borde del bufón y asomar su cabezota, incluso con niños pequeños. Normalmente, al primer bufonazo se les cambia la cara (literal), y suele pasar de soy el más listo a cara de tonto asustado…
La gente del lugar cuenta que parece ser que había un Cuélebre (personaje mitológico asturiano parecido a una serpiente con alas, cuya principal función es vigilar personajes encantados y tesoros). Vivía olvidado en la costa y sus bufidos y rugidos parecía ser, eran estremecedores.
Una doncella se sintió cautivada e interesada por aquellos ruidos. El cuélebre la vió entre la niebla y se quedó prendado de la mirada de la joven, por lo que al momento se convirtió en un apuesto caballero. Mientras se abrazaban, el padre de la joven los vio y, embriagado de furia y rabia, los arrojó violentamente por el acantilado.
Como castigo al verdugo, los profundos quejidos de los bufones retumban a kilómetros de distancia y así nace la leyenda de “los lamentos eternos del mar”.
Por suerte o por desgracia, es relativamente complejo verlos en plenitud, al requerirse ciertas condiciones ajenas al factor humano para que bufen.
Quizás sea mejor así. Si los bufones estuvieran en plenitud las 24 horas, se convertiría su visita en una auténtica romería, como ha pasado en lugares como la famosa Playa de las Catedrales en Galicia, o la bonita ermita San Juan de Gaztelugatxe (Rocadragón de Juego de Tronos), donde han tenido que regular las visitas. Aun así, ten en cuenta que si vas en fin de semana es probable que te encuentres mucha gente, así que mejor ir durante la semana laboral, si se puede.
Fuente: animalesviajeros.es
Si de algo se presume en Castilla y León es de la Semana Santa, y es que en cualquier rincón de la comunidad se puede encontrar imágenes procesionales de gran calidad artística. El valor de estas imágenes y el intenso fervor y devoción de sus cofrades han hecho que ocho poblaciones de Castilla y León hayan conseguido la declaración de Interés Turístico Internacional de su Semana Santa. Estas son: Ávila, León, Medina del Campo y Medina de Rioseco -ambas en Valladolid-, Salamanca, Palencia, Valladolid y Zamora.
Son de Interés Turístico Nacional la Semana Santa de Astorga (León), Burgos y la tradicional Bajada del Ángel en Peñafiel (Valladolid).
En las localidades de Lerma, Covarrubias y Arauzo de Miel se vive una Semana Santa muy especial donde los propios vecinos representan la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La Semana Santa de Covarrubias, arauzo de Miel y Lerma concentran cientos de espectadores que se sitúan por las calles de ambas localidades esperando el paso de la representación donde participan unos 250 vecinos en cada una de ellas. El acontecimiento termina con la representación de la muerte de Jesús, una escena impactante e imborrable en la memoria de los asistentes.
La localidad soriana de Alcoba de la Torre es conocida como la ‘Jerusalén Soriana’ por su espectacular representación viviente de la crucifixión de Cristo en Viernes Santo.
En León las cofradías las conforman papones. Así se les denomina en la ciudad, cuya cofradía más antigua, con más de 4.500 hermanos, todos hombres, tiene más de 400 años de antigüedad. Ellos son los encargados de exhibir dos de los actos procesionales más emblemáticos de la Semana Santa, ambos de Interés Turístico Internacional.
El primero, en la madrugada del Jueves al Viernes Santo, es la Tradicional Ronda, un recorrido por toda la ciudad en la que los papones se van llamando unos a otros para ir incorporándose. El viernes, la procesión de los Pasos, con un total de 12 tallas, reúne a miles de asistentes en un recorrido que se prolonga durante horas. El Encuentro es uno de los momentos más emotivos. Los braceros de Jesús Nazareno y San Juan se arrodillan frente a la Virgen en un enorme esfuerzo de los papones, mientras miles de leoneses contienen la respiración.
El sonido que caracteriza la Semana Santa palentina es el del tararú, que marca el paso en procesiones silenciosas y sobrias y que sustituye a las tradicionales carracas. Esta “corneta” con forma alargada llamada “Tararú” da el toque a una Semana Santa palentina declarada de Interés Turístico Internacional en el 2013 siendo una mezcla de originalidad, austeridad, elegancia y sentimiento, que le han hecho conseguir dicho reconocimiento.
Declarada de Interés Turístico Regional, la Semana Santa segoviana posee unas de las tallas más llamativas de la Comunidad. Destaca por su antigüedad el Cristo de los Gascones, una figura románica y articulada de finales del siglo XI, que desfila en el Vía Crucis del Jueves Santo.
La leyenda cuenta el por qué de su advocación, relatando como la imagen vino de la región francesa de la Gascuña, donde la imagen era ocasión de conflicto entre los habitantes de diversas comarcas. Así, se decidió ponerla encima de una mula, y que esta decidiera donde debía ser venerada. La leyenda cuenta como el animal comenzó a caminar hasta llegar a Segovia, donde paró en la iglesia de san Justo y Pastor, iglesia donde todavía hoy es venerada la imagen.
Los sorianos pueden afirmar que su Semana Santa es una de las pocos lugares de la región donde se sigue con precisión cronológica lo acontecido durante la Pasión de Cristo. Así, y a través de los diferentes pasos y episodios que se suceden cada día, Soria representará de nuevo su singular obra dramática, en la que los diferentes pasajes bíblicos desfilan por calles y plazas más sobrias y silenciosas que nunca.
La Semana Santa de Zamora habla por sí sola. La procesión de las capas pardas que desfilan en completo silencio durante la noche de Miércoles Santo es impresionante. Con un carácter austero propio que expresa una gran tradición histórica, que se remonta al siglo XIV.
Las capas que cubren los cuerpos de los hermanos son alistanas, de la región zamorana de Aliste, de color pardo, los faroles de hierro forjado con una vela en su interior son portados como única iluminación por los hermanos cofrades.
Esta es sólo una selección de novedades y curiosidades de cara a la Semana Santa de Castilla y León. ¿Conoces alguna más? Cuéntanoslo!!
Fuente: destinocastillayleon.es
Hace tiempo hicimos un concurso en nuestra página de Facebook preguntando a nuestros lectores cuáles eran los lugares más refrescantes de Castilla y León para pasar el verano. Entre los más votados se encontraban estos 10 destinos a cuál más interesante para visitar durante los meses estivales ¿Te animas a conocerlos?
Las Merindades es una comarca que ocupa el tercio norte de la provincia de Burgos, limitada al oeste y noroeste por Cantabria y al noreste por la provincia de Vizcaya. Más de 360 núcleos de población agrupados en 27 municipios conforman las Merindades, en un entorno natural de gran belleza y valor paisajístico. Si viajas hasta allí este verano podrás disfrutar de sus montes, ríos y colinas arboladas, de su Parque Natural Ojo Guareña y de las preciosas localidades que aún conservan importantes elementos medievales como la ciudad de Frías, Oña y otras poblaciones destacadas.
Dueñas fue villa y señorío del Cid Campeador y su casco histórico está considerado como conjunto histórico artístico. Destaca su imponente torre e iglesia parroquial del siglo XII a la que fueron añadiendo con el tiempo elementos decorativos góticos, barrocos y neoclásicos. Merece la pena acceder al templo y observar su retablo mayor dedicado a la Asunción de la Virgen construido entre 1510 y 1518.
Recorriendo su casco histórico, no puedes dejar de visitar el convento de San Agustin, edificio herreriano del siglo XVI, el antiguo hospital de Santiago Apostol (siglo XV) y El Monasterio de San Isidoro de Dueñas conocido popularmente como la Trapa, que pasó a ser fábrica de exquisitos bombones de chocolate. Muy cerca encontrarás la Villa Romana de la Olmeda y el Canal de Castilla y su esclusa 37, con un edificio precioso de una antigua fabrica de harinas y una casa de escudero recientemente rehabilitada.
Hace millones de años, en el pleistoceno superior, un impresionante glaciar con lenguas de hielo de más de 20 kilómetros sirvió de origen al actual lago de Sanabria. Hoy sus 369 hectáreas de superficie fluvial con una profundidad que alcanza hasta los 53 metros de profundidad, lo convierten en el mayor lago natural de la península ibérica y uno de los mayores de Europa, (siendo el lago de origen glaciar más grande de Europa).
Alrededor del lago hay gran variedad de campings, hoteles y cabañas de madera donde alojarse. También se ofrecen numerosas actividades y deportes acuáticos para practicar en el lago. Un barco turístico recorre el lago durante los meses estivales. Sin duda, un lugar muy refrescante para pasar el verano.
Guma es una localidad de la provincia de Burgos que forma parte de la pedanía de La Vid y Zuzones y está bordeada por el río Duero. El núcleo urbano más próximo es Aranda de Duero, a 15 kilómetros. Muy cerca se encuentra el Monasterio de la Vid, fundado en 1140 por Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina. Es una auténtica maravilla.
El «antiguo pueblo de Guma» era un caserío que pertenecía a la finca denominada “La Vid y Guma”. En el entonces Caserío de Guma vivían unas 13 familias que eran arrendatarias de las tierras y las cultivaban, pero que por diversos motivos fueron marchándose, poco a poco, a otros pueblos de alrededor. Sobre los años 40-50 se construyeron 60 casas que fueron entregadas a colonos procedentes de Linares de Arroyo (Segovia), población que había sido inundada por la construcción de un pantano.
Arenas de San Pedro se sitúa en el sur de la provincia de Ávila. Es la capital de la comarca de Arenas de San Pedro, más conocida como del Valle del Tiétar. Es un lugar ideal para pasar el verano junto a sus montañas y valles, donde se cultivan olivos y árboles frutales. Es famosa por sus piscinas naturales ideales para bañarse en verano y las Cuevas del Águila, descubiertas en 1963 y situadas a seis kilómetros de la población.
En su centro urbano destaca el castillo de la Triste Condesa, con una gran Torre del Homenaje; la iglesia gótica del siglo XVI de Nuestra Señora de la Asunción, de espléndido campanario; y el palacio del Infante don Luis de Borbón. También merece la pena visitar el santuario de San Pedro de Alcántara, del siglo XVI, declarado Monumento Histórico Artístico en 1972. En la huerta del santuario crece un rosal sin espinas, que según la leyenda es obra milagrosa de San Pedro de Alcántara.
Cabrejas del Pinar es un pequeño pueblo de la provincia de Soria que ha sido votado como uno de los rincones más refrescantes de Castilla y León por el inmenso bosque de pinares y sabinas que rodean la localidad. Pasear a su sombra es una actividad de lo más relajante. Así mismo fue un enclave importante en la reconquista y de aquellas épocas se conservan los restos de un castillo. También destaca su iglesia de San Millán y la pequeña pero muy bonita ermita de la Blanca.
Muy cerca de Cabrejas del Pinar se encuentran parajes naturales tan importantes como la Fuentona o la Laguna Negra de Soria. No dejes de visitar Calatañazor y su increíble sabinar.
El embalse de Riaño se encuentra situado al este de la provincia de León y pertenece a la cuenca del río Duero alimentado por el río Esla. Después de varias décadas de su construcción y oposición del pueblo leonés, es a día de hoy un buen paraje para practicar deportes acuáticos y contemplar la belleza que lo rodea con las montañas león como telón de fondo.
Dos destinos quedaron empatados y hemos querido incluirles juntos en el listado. Uno es ciudad de Salamanca, eminentemente universitaria que atesora un riquísimo patrimonio arquitectónico como la Casa de las Conchas, la Plaza Mayor, las Universidades o el Museo Casa Lis, del que ya os hemos hablado en alguna que otra ocasión. Callejear por Salamanca en verano puede ser peligroso (por el calor) así que por qué no esperar a la noche, cuando hace más fresquito, y hacer un safari fotográfico nocturno por los monumentos más emblemáticos de la ciudad. ¡Os lo recomendamos!
Otro refrescante rincón votado por nuestros lectores ha sido la Alberca, una de las localidades más conocidas y turísticas de la Sierra de Francia por conservar y construir nuevos edificios con elementos de la arquitectura tradicional, balcones de madera, entramado de madera y adobe, etc. Desde la Alberca sale la Senda de las Raíces, un camino bien señalizado donde se ubican varias obras de arte al aire libre.
Puebla de Lillo es un municipio de unos 700 habitantes en la provincia de León. Eso no quita para que sea una localidad visitada, sobre todo en sus ferias de ganado, a finales de Septiembre, y en la tradicional matanza del cerdo con una feria de actividades a finales de octubre. Sus fiestas son el 4,5, y 6 de Agosto por la Virgen de las Nieves, patrona del pueblo.
Puebla de Lillo es una población rica en culturas y con gran cantidad de paisajes. El Susarón su monte más importante cuenta con unos 1980 metros; también debemos mencionar el Pinar de Lillo, con una de las mayores poblaciones de pinos milenarios del país; la Estación Invernal de San Isidro; sus cotos de caza; sus cotos de pesca; el pantano del Porma, etc.
Navafría es un municipio de la provincia de Segovia al pie de la Sierra de Guadarrama. La localidad está bañada por el río Cega, afluente del Duero, que llena con sus aguas la piscina natural que hay en el pueblo al pie de un kiosco altamente concurrido en los días de verano.
Navafría cuenta con un extenso pinar donde se encuentra la famosa cascada de “el Chorro”y el parque recreativo del mismo nombre, con piscinas naturales, actividades de riesgo “De pino a pino” y juegos infantiles, así como una serie de barbacoas y mesas para poder pasar agradables fines de semana, lo que no impide la existencia de un hermoso restaurante bien integrado en el paisaje del pinar.
Fuente: destinocastillayleon.es