Covid-19, Como limpiar fruta y verdura

Cómo limpiar las frutas y verduras para no contagiarnos de coronavirus

La forma de limpiar las frutas y verduras es importante a la hora de eliminar los posibles contaminantes que puedan tener. Por eso, debemos conocer cuáles son los pasos adecuados, y así minimizar el riesgo de contraer alguna infección. 

Si bien estos días la preocupación ha aumentado a causa del coronavirus, estas pautas deberíamos adoptarlas siempre que vayamos a consumir frutas y verduras. También en el caso que vayamos a comerlas sin piel.

Al limpiar las frutas y verduras eliminamos los restos de tierra y suciedad que puedan tener. Además, también es necesario para eliminar los posibles restos de pesticidas, bacterias y otros patógenos que puedan causarnos intoxicaciones o problemas de salud.

¿El coronavirus se puede transmitir con los alimentos?

Desde que comenzó la pandemia del coronavirus, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) está haciendo un seguimiento exhaustivo de la situación. Según informa este organismo, “en la actualidad no hay pruebas de que los alimentos puedan ser una vía de transmisión probable del virus”. 

En palabras de la científica jefa de la EFSA, Marta Hugas, se ha llegado a esta conclusión después de la experiencia adquirida con brotes de coronavirus anteriores. Algunos similares al COVID-19, como el SARS-CoV o el MERS-CoV. Actualmente el virus COVID-19 se está propagando entre personas, al inhalar gotitas presentes en el aire de una persona que ha tosido o estornudado.

¿El coronavirus se puede transmitir con los alimentos?
Lo que dicen las investigaciones hasta el momento es que los alimentos no son una vía de contagio del coronavirus. No obstante, es importante lavarlos bien.

¿Cómo limpiar las frutas y verduras correctamente?

Si bien hemos visto que no es probable que el coronavirus se transmita a través de los alimentos, mantener unas normas generales de higiene diaria ayudará a minimizar cualquier riesgo. Así las cosas, es importante lavarnos las manos con agua tibia y jabón, durante al menos 20 segundos, antes de limpiar las frutas y verduras.

Por otro lado, no es necesario emplear jabones o detergentes para limpiar los alimentos, ya que podrían quedar restos sin aclarar. Entonces, ¿cómo limpiarlos de manera correcta? A continuación damos algunas recomendaciones.

Cómo limpiar los distintos tipos de verduras

  • Para los vegetales de hojas, como la lechuga o las acelgas, separaremos las hojas y las iremos limpiando una a una. Así, logramos eliminar la tierra y los posibles pesticidas y fertilizantes que puedan quedar en cualquiera de sus partes más internas.
  • Para aquellos vegetales de consistencia más dura (pepinos, calabacines, pimientos, etcétera) podemos usar un cepillo específico para lavar vegetales. Los frotaremos bajo un chorro de agua y rascaremos bien toda su superficie.
  • En el caso de la coliflor y el brócoli, aconsejamos cortar primero los ramilletes. Después, los colocamos en un colador y sumergimos en agua fría. De este modo, llegamos a las partes más internas a las que no llegaríamos sin cortarlos. 
  • Cuando vayamos a limpiar verduras de raíz, como patatas, remolacha, zanahorias o nabos; los podemos dejar previamente en remojo para ablandar un poco la suciedad. Después, los rascaremos con un cepillo o esponja (sin detergente) de forma enérgica y bajo un chorro de agua. Hay que realizar el lavado antes de pelarlos. 

Cómo limpiar las principales variedades de fruta

  • Las bayas, fresas, y frutas del bosque son muy delicadas. Las pondremos en un colador y las sumergimos un ratito en agua fría. Frotamos ligeramente con las manos y escurrimos. 
  • Las frutas que tienen una piel comestible, las lavaremos siempre antes de comer, tanto si las pelamos como si las comemos con  piel. Las pasamos un momento bajo el grifo y frotamos con cuidado. Un ejemplo de estas serían los  melocotones, las peras, las manzanas, las ciruelas o las  nectarinas. 
  • En el caso de limones, kiwis, papaya y otras frutas cuya piel no es comestible, las lavaremos de la misma forma antes de pelarlas. De lo contrario, podríamos contaminar el fruto a través del cuchillo.
  • Para una mejor conservación se aconseja secar las frutas y verduras limpias con un poco de papel de cocina.
Cómo limpiar las principales variedades de fruta
Algunas frutas las podemos poner en remojo por unos minutos para facilitar su limpieza.

¿Necesitamos usar productos desinfectantes para los alimentos?

Como hemos visto, es difícil contagiarse de coronavirus a través de los alimentos. Las autoridades sanitarias y de seguridad alimentaria no recomiendan, por lo tanto, el uso de productos desinfectantes para la limpieza de los alimentos.

Si vamos a usarlos, nos aseguraremos de que sean productos homologados y aptos para un uso alimentario. Y seguiremos las instrucciones de uso de los fabricantes. 

Lo que sí que aconsejan de forma encarecida todos los expertos es seguir las normas básicas de higiene y seguridad alimentaria de forma escrupulosa. A parte de lavar los alimentos, debemos contemplar las siguientes pautas: 

  • Lavarnos las manos antes y después de manejar alimentos, lavar bien utensilios y superficies de trabajo.
  • Mantener las frutas y verduras separadas de los alimentos cárnicos y del pescado crudo. Evitar  usar los mismos utensilios para manipularlos. 
  • Cocer y calentar muy bien las verduras antes de consumirlas. Si vamos a comer ensaladas asegurarnos que todos los ingredientes han sido previamente lavados, antes de cortarlos y servirlos. 
  • Conservar las frutas y verduras en los recipientes y la temperatura adecuados. 
  • Elegir los alimentos frescos que estén en las mejores condiciones. 
  • Sin olvidarnos de contemplar las medidas preventivas generales para evitar la propagación del coronavirus.

Limpiar las frutas y verduras es una medida de seguridad básica

Es una pauta que debemos seguir antes de comer y cocinar esta variedad de alimentos. Con ello nos protegemos del coronavirus, aunque no sea la alimentaria una vía de transmisión probable. También eliminamos todos los restos de suciedad, fertilizantes y otros patógenos que puedan hallarse en ellas. 

Fuente: mejorconsalud.com

Caer en el sueño

¿Por qué tenemos la sensación de caer en los sueños?

El sueño debería ser uno de los momentos más relajantes del día. Nos metemos en la cama, nos sentimos cada vez más cómodos y vamos perdiendo la conexión con lo que nos rodea para abandonarnos en los brazos de Morfeo. Sin embargo, a veces, justo antes de quedarnos completamente dormidos, tenemos la sensación de que nos caemos y nos recorre una especie de movimiento espasmódico.  Se trata de un pequeño sobresalto, como cuando caminamos y nos equivocamos al pisar porque hemos calculado mal la distancia. Aunque se trata de un fenómeno normal, muchas personas pueden asustarse o incluso experimentar pánico. De hecho, en los casos extremos, cuando la sacudida hípnica es muy violenta o rápida, la persona se despierta por completo y no logra conciliar el sueño.

La sacudida hípnica: ¿Un legado de nuestros antepasados?

La sensación de que nos caemos cuando estamos durmiendo se cataloga dentro de lo que se denomina “sacudida hípnica”, y en algunos casos incluso puede estar acompañada de una alucinación visual, lo cual la hace aún más desconcertantes. Se estima que el 70% de las personas experimenta esa sensación con relativa frecuencia cuando está a punto de dormirse, aunque muchos no lo recuerdan. Generalmente ese sobresalto ocurre cuando los músculos, casi siempre los de las piernas, se contraen muy rápido de manera involuntaria, algo similar a lo que ocurre cuando sufrimos un tirón o un espasmo muscular.  Una de las teorías que intenta explicar este fenómeno recurre al punto de vista evolutivo. Según esta perspectiva, los movimientos y sensaciones que provocan ese despertar brusco nos servirían para vigilar por última vez nuestro entorno, para cerciorarnos de que estamos en un sitio realmente seguro. Así nos ayudan a evitar que nos quedemos profundamente dormidos en un lugar peligroso, simplemente porque nos haya vencido el cansancio.  Por otra parte, según los evolucionistas, la sacudida hípnica también le servía a nuestros antepasados para que comprobasen la estabilidad de la posición que habían adquirido para dormir. En práctica, era un mecanismo ancestral para asegurarnos de que teníamos un punto de apoyo lo suficientemente sólido y estable antes de dormirnos por completo, para no hacernos daño. Sin embargo, en los últimos tiempos, con los avances en el campo de las Neurociencias, otra teoría ha cobrado relevancia y busca la explicación de la sacudida hípnica en el cerebro.

El cerebro no termina de desconectarse por completo

Los neurocientíficos, por su parte, consideran que esos movimientos son simplemente un signo de que nuestro sistema fisiológico está cediendo al sueño. De hecho, cuando dormimos, por precaución, se produce una parálisis corporal, denominada “parálisis del sueño”. Durante la fase de sueño REM, que es la más profunda, cuando soñamos el cerebro se “desconecta” de los principales grupos musculares, para que no podamos imitar los movimientos que realizamos en el sueño y no nos hagamos daño. De esta forma, la sensación de caer y esos movimientos espasmódicos serían una señal de que estamos pasando del control muscular activo a un estado de relajación total.

Sin embargo, también existen algunos factores que pueden aumentar las posibilidades de padecer esas sacudidas hípnicas o sentirlas de forma más intensa.  – No tener un horario regular de sueño o irse a la cama excesivamente cansados.  – Consumo excesivo de sustancias estimulantes, como el café, sobre todo al terminar el día, así como realizar actividad física intensa durante la noche. – Interferencia de estímulos externos como las luces o un sonido cuando estamos a punto de entrar en la fase más profunda del sueño.  En todos estos casos, lo que sucede es que nuestro sueño se interrumpe, se desarrolla un patrón irregular que implica que el organismo entra en la fase REM antes de estar preparado, lo cual puede provocar esa sensación de sacudida o de que estamos cayendo. De hecho, se ha apreciado que la sacudida hípnica es más común cuando la persona se duerme rápidamente. En práctica, nuestro cuerpo se duerme tan rápido que el cerebro no es capaz de seguir su ritmo y pasar a través de las diferentes fases del sueño, de manera que se produce una especie de “cortocircuito”. Como colofón, se debe aclarar que si bien la sacudida hípnica es un fenómeno natural del sueño, que suele ir menguando con la edad, puede llegar a ser una molestia, ya sea para la persona que lo sufre o para quien duerme a su lado. En esos casos, es recomendable consultar a un especialista del sueño ya que podría tratarse de otro trastorno, como la apnea del sueño o el síndrome de las piernas inquietas.

Fuente: rinconpsicologia.com

Meditación para dormir

Estás muy cansado. Hace varios días que por culpa del estrés tardas mucho en poder conciliar el sueño. Cada vez estás de peor humor e incluso está empezando a rondarte una tristeza a la que no eres capaz de despistar. Llevas un día agotador. Te metes en la cama con la intención de dormir durante varias horas seguidas, no quieres mirar el reloj porque sabes que eso empeora las cosas pero no haces más que dar vueltas y vueltas. Cuanto más tiempo pasa, más nervioso te pones, porque piensas que cuando suene el despertador no habrás dormido las horas suficientes… ¿Te suena esta situación?

Muchas personas tienen problemas para conciliar el sueño. Lo podemos llamar insomnio cuando tardamos más de 30 minutos en conciliar el sueño. En la mayoría de los casos. estas dificultades se producen por el ritmo de vida tan ajetreado y a veces estresante que llevamos en nuestra vida diaria. También, pueden ocurrir porque vivimos preocupados, anticipándonos a hechos que no han ocurrido y que tal vez no lleguen a suceder, es decir, por no vivir centrados en el presente.

En ocasiones a la hora de acostarnos dejamos que nuestra mente cabalgue como un caballo desbocado, esta falta de control mental nos provoca estados de ansiedad. El uso de aparatos electrónicos antes de dormir puede producir una sobreestimulación del cerebro y hacer que este no sea capaz de relajarse en el momento de dormir. También, está demostrado que una alimentación desequilibrada y la falta de ejercicio físico pueden producirnos estados de nerviosismo cuando intentamos dormir.

¿Cuáles son las consecuencias de no dormir bien?

  • Somnolencia diurna. Sentimos que nos falta energía, nos dormimos por las esquinas y cualquier tarea, por simple que sea, nos cuesta mucho trabajo realizarla.
  • Cambios de humor. Podemos llegar a sentirnos tristes, decaídos pero también irritables. Cualquier imprevisto que surja nos desestabiliza y nos pone de mal humor.
  • Se reduce la capacidad para asimilar nuevos conceptos. Durante un sueño reparador el cerebro resetea la memoria a corto plazo y deja espacio para nuevos conocimientos. Por eso es imprescindible que las personas que están estudiando descansen bien.
  • Se elevan los niveles de azúcar en sangre y favorece la aparición de diabetes y la obesidad.
  • A largo plazo también se ha comprobado que el sistema inmunológico se puede llegar a ver afectado.

Las personas que sufren estas dificultades a menudo entran en un círculo vicioso en el que durante el día dependen de estimulantes, como la cafeína, para poder mantenerse despiertos y por la noche utilizan sedantes para poder dormir. Pero está demostrado que la práctica asidua de meditación mindfulness hace que podamos llegar a romper este bucle y conseguir un sueño de calidad. Esta técnica reduce el estrés, aumenta la concentración y nos aporta un sentido general de bienestar.

Tres ejercicios de meditación para dormir mejor

Te propongo tres ejercicios de meditación para conseguir la relajación que necesitas y poder dormir mucho mejor.

1) Meditación de atención plena a la respiración

Túmbate boca arriba en la cama, no demasiado tapado pero que tampoco tengas sensación de frío. Si puedes, deja la almohada a un lado. Estira la espalda todo lo posible, relaja los hombros y siente que tus escápulas están bien apoyadas, intenta que la coronilla tire hacia arriba y las puntas de los pies hacia abajo para conseguir un mayor espacio entre las vértebras. Intenta que la barbilla no se dispare hacia arriba, sino que repose un poco, como mirando hacia abajo. Con esta postura conseguirás que el pecho esté bien abierto y la entrada de aire a tus pulmones se pueda realizar de manera generosa. Puedes cerrar los ojos, o si lo deseas mantenerlos semiabiertos.

Realiza cinco respiraciones profundas, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, intentando vaciar por completo los pulmones. Siente cómo, con cada respiración, tu cuerpo va relajándose y cómo tu mente va reduciendo el ritmo de pensamientos que llevaba hasta ahora.

Poco a poco, ve volviendo a tu ritmo de respiración. Cuando lo hayas conseguido, debes traer toda tu atención a la manera en que estás respirando, sintiendo cómo entra y sale el aire y observa cómo cada nueva respiración es diferente de las anteriores. Cada vez que percibas que tu mente te trae imágenes, pensamientos, recuerdos invítala amablemente a volver a centrarse en la respiración. Lo más importante es que no te enfades contigo mismo por notar que te distraes, es algo normal, y si nos enojamos le damos más fuerza a esa distracción. La base del mindfulness es la amabilidad hacia nosotros mismos, no juzgarnos. Verás como después de unos minutos realizando este ejercicio de control mental notarás cómo tu cuerpo y tu mente están mucho más relajados, en ocasiones es posible que incluso te llegues a dormir sin darte cuenta.

2) Meditación de escáner corporal

Para esta técnica, coloca el cuerpo igual que en el ejercicio anterior. Cierra suavemente los ojos y lleva toda tu atención a la respiración. Después intenta percibir el contacto de tu cuerpo sobre la superficie de tu cama. Comienza a recorrer cada parte de tu cuerpo con atención, puedes empezar por los dedos de los pies, intenta dirigir la respiración hacia ellos, siente cómo va toda la energía de tu cuerpo hacia tus dedos. Poco a poco ve subiendo, la planta del pie, los talones, el tobillo, para ir subiendo por las piernas y así hasta la cabeza. Si notas que tu atención se distrae, llévala con calma de nuevo hacia la zona del cuerpo donde te habías quedado.

No busques tener una sensación especial, con este ejercicio lo que se busca es centrar nuestra atención en el cuerpo, no dejando espacio a pensamientos que puedan perturbar nuestro sueño. Como en la práctica anterior, a lo mejor te sorprende despertarte y no recordar en qué parte del cuerpo te quedaste antes de que el sueño te llevara plácidamente a su dimensión.

3) Hacer una relajación guiada

Hoy en día, gracias a los dispositivos que casi todos tenemos, es muy cómodo acceder desde tu tablet o teléfono a un sitio de Internet donde ofrecen relajaciones guiadas. Intenta hacer una escucha previa antes de proceder a tumbarte en la cama y escucharlo. Es importante que tenga buena calidad de sonido, que la persona que habla tenga un tono de voz que te resulte agradable y que esté bien definido el inicio, el desarrollo y el desenlace de la relajación.

La práctica de la meditación para dormir evita que tengamos pesadillas y ayuda a que el sueño sea reparador. Cuanto más la practiquemos, más notaremos los beneficios que aporta. Día a día estaremos más llenos de energía, con más empuje y motivación para realizar nuestros quehaceres diarios y rebosaremos optimismo.

En conclusión, la base para gestionar el estrés está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método. Debemos ser conscientes de que para combatir el estrés no basta solo con aprender a relajarnos, sino que también necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.

Fuente: crearsalud.org

Beneficios de la lechuga

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La lechuga es uno de los vegetales más comunes en los hogares. Un bulto de hojas que es usado mucho en ensaladas gracias a su versatilidad para combinar con otros alimentos. Brinda muchos beneficios a quienes la consumen, ¿quieres conocer algunos? ¡Sigue leyendo!

1. La lechuga posee propiedades analgésicas, brindando beneficios como la conciliación del sueño – he aquí diez bebidas como la tila o la pasiflora, que también te ayudan a dormir, calmar los nervios y regular las palpitaciones del corazón.

2. Activa la circulación de la sangre, previniendo problemas cardiovasculares y regulando los niveles de colesterol.

3. Tienen un gran contenido de agua y poco sodio que favorece la eliminación de toxinas del organismo, la hidratación y la depuración de sustancias innecesarias.

4. Actúa como un perfecto aliado para las personas con problemas de glucosa o diabetes, ya que regula los niveles de azúcar presentes en la sangre.

5. Ayuda a mantener nuestro organismo más joven, gracias a sus antioxidantes naturales que combaten los radicales libres, responsables del envejecimiento de las células.

6. Favorece el fortalecimiento de los huesos gracias a las grandes cantidades de calcio y fosforo que poseen.

7. Es muy eficaz resolviendo problemas de inflamación abdominal, por lo que es muy recomendado para prevenir o controlar las flatulencias.

8. Sus propiedades de depuración de sustancias innecesarias, ayuda a mantener el cutis limpio. Belleza y salud en un solo alimento.

9. Evita problemas de retención de líquidos, como edemas, infecciones urinarias o cálculos renales, gracias a sus propiedades de depuración.

10. Previene problemas de anemia, fatiga o cansancio, gracias a la gran cantidad de hierro que ayuda a mantener la hemoglobina en niveles óptimos.

La lechuga es un vegetal por excelencia. Ofrece mucho de lo que nuestro cuerpo necesita y además es bastante fácil de combinar con casi cualquier alimento. Que se lo digan sino a las ensaladas, que por cierto tienen también diversos beneficios.

Fuente: salud.facilisimo.com